En Gijón tenemos que vestirnos con la casta, el orgullo y la valentía de Agustina de Aragón". La frase de Manolo Jiménez en la entrevista de ayer a este diario resume a la perfección el espíritu que el técnico andaluz quiere para el partido de este sábado en El Molinón (18.00 horas) frente al Sporting, un rival más que directo por la permanencia, y, por tanto, las virtudes indispensables que van a tener los titulares ese día. El once zaragocista está más o menos perfilado y en principio solo tendrá las novedades del regreso de Pablo Álvarez y de Lafita, que cumplieron sanción ante el Atlético, en lugar de Lanzaro, lesionado, y Abraham, aunque la salida del catalán y la entrada de Lafi no están absolutamente aseguradas.

De hecho, esta semana, Jiménez es la que más va a esperar para terminar de decidir su alineación, los jugadores que disponga en un partido más que vital para la permanencia. "Es una final y un poco más. Allí nos espera un encuentro épico", dice el entrenador. Sabe el técnico que ganar en El Molinón, juntar tres victorias seguidas en Primera --algo que no se logra en la élite desde noviembre del 2006-- supondría dar un paso de gigante hacia la salvación. Supondría, entre otras cosas, dejar un puesto de colista al que el Zaragoza lleva amarrado 16 jornadas seguidas. Por no hablar del golpe a un enemigo directísimo, que pasaría a estar a tres puntos en la tabla.

LAS CLAVES Es una cita donde la mentalidad, la fortaleza anímica y la determinación son vitales, porque en El Molinón aguarda una batalla y, en consecuencia, el once tiene que estar diseñado para la misma. En el estadio gijonés espera un campo abarrotado --no quedan ya localidades--, con 30.000 aficionados del conjunto astur. Allí saben que el partido es a vida o muerte y no se olvide que el Sporting está entrenado por Javier Clemente, que no es precisamente un advenedizo en estas lides.

Jiménez es consciente de que el partido será intenso y duro, probablemente con poco fútbol y con muchos nervios. La experiencia, el haber jugado muchos encuentros de éstos, va a ser vital en su decisión y por ahí parecen fijos jugadores como Luis García, Paredes, Apoño, Lafita o Postiga. También está claro que el técnico mantendrá la apuesta por el trivote que ha consolidado en la medular. Pinter, en su mejor momento desde que llegó al Zaragoza, se situará por delante de la zaga, con Dujmovic y Apoño completando ese trío. Jiménez, por ejemplo, tuvo ayer una larga conversación con el húngaro, que es decisivo en esa función de stopper.

La defensa también parece clara. Sin Lanzaro, lesionado, el retorno de Álvarez al lateral diestro es seguro, en tanto que Obradovic sería el izquierdo. El eje de la zaga es de Paredes y Mateos, porque Da Silva hace días que perdió el tren. Mateos, como Pinter, no han destacado desde su llegada por su fortaleza de carácter, por su espíritu inquebrantable, pero viven un momento de confianza que les sitúa como titulares.

UNA PEQUEÑA DUDA Jiménez entrenará hoy a puerta cerrada y terminará de decidir mañana. Quiere hablar con sus futbolistas --ayer lo hizo durante un cuarto de hora-- y ver el estado, la mentalización y la seguridad de cada uno. En principio, Roberto, Pablo Álvarez, Mateos, Paredes, Obradovic, Pinter, Dujmovic, Apoño, Luis García y Postiga parecen seguros. Lafita tiene más opciones de volver para buscar más llegada en ataque y porque el mediapunta, como demostró en Valencia, está en un buen momento, además de suponer más variantes arriba, en este caso en la banda izquierda. Eso implicaría que Abraham, que fue lateral izquierdo ante el Atlético, se quedaría en el banquillo. Con todo, no es descartable que Jiménez vuelva a optar por ese carril zurdo formado por Abraham y Obradovic.