La central nuclear de Garoña cierra oficialmente hoy, pero con la puerta abierta por parte del Gobierno para que pueda volver a funcionar más adelante si alcanza un acuerdo en las negociaciones que mantiene con las empresas eléctricas propietarias de la central.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, explicó ayer tras el Consejo de Ministros que debido a que el cese es por "motivos económicos" y "no de seguridad", el ministerio va a iniciar las modificaciones normativas necesarias para contribuir a que pueda "continuarse con la actividad en la instalación si fuera posible".

La empresa propietaria de la central, Nuclenor, dejó de operar a finales del 2012 porque, aseguró, los nuevos impuestos a la energía impedían su rentabilidad. Tampoco solicitó la renovación de la licencia que le ofrecía el Gobierno, pero las negociaciones que han mantenido desde entonces podrían cristalizar en la reforma energética que se aprueba la próxima semana.

Esta modificación que realizará el Ejecutivo será "un escándalo" y, además, se aplicaría de modo retroactivo, lo que sería una "ilegalidad", según Carlos Bravo, portavoz de la organización ecologista Salvia.