El Gobierno duda de que los zombis puedan llegar a provocar un apocalipsis «por muchos que sean» y argumenta que, por eso, no dispone de protocolos específicos para hacer frente a esa eventualidad. Además, puntualiza que «poco se puede hacer llegado ese momento» entendido como fin del mundo.

Así figura en la irónica respuesta del Ejecutivo al senador de Compromís Carles Mulet, quien -también irónicamente- había preguntado por los planes previstos ante un posible apocalipsis zombi, en protesta por lo que consideraba «poca calidad» de las respuestas escritas del Gobierno a la oposición en el Senado.

En la respuesta, el Gobierno entiende que en caso de apocalipsis entendido como «fin del mundo», no merece la pena hacer planes porque «poco se puede hacer llegado ese momento». En cuanto al término «zombi» en el diccionario, el Gobierno no tiene respuesta a una situación de alarma causada por «personas que se suponen muertas y reanimadas por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad», ya que directamente no se cree que esto sea posible. Más credibilidad da el Ejecutivo a la segunda acepción de zombi, la de «atontado, que se comporta como un autómata», pero ve poco probable que un grupo de «atontados» pudiera llegar a protagonizar una situación de apocalipsis, «por muchos que sean».