La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha invertido durante el 2015 y en lo que va del 2016 un total de 16 millones en actuaciones para reparar los daños causados por las sucesivas riadas que asolaron las riberas del Ebro en Aragón a principios del pasado año. De esa cantidad, nueve millones se han destinado a la eliminación, retranqueo, rebaje y reconstrucción de motas o diques.

Pero estas obras de carácter urgente, que todavía no han terminado en el municipio de Zaragoza, no suscitan unanimidad. Algunos pueblos ribereños, en particular Boquiñeni, consideran que los trabajos realizados los dejan todavía más expuestos a nuevas inundaciones.

Así lo dieron a entender los representantes políticos de los pueblos afectados en unas jornadas sobre las Inundaciones del Ebro del 2015 que se celebran ayer y hoy en el Centro Joaquín Roncal de la capital aragonesa, organizadas por varias entidades ecologistas.

Pese a las quejas, Lorenzo Polanco, jefe de Gestión Ambiental de la CHE, subrayó que el organismo de cuenca se había limitado a "reparar los daños", no fundamentalmente a mejorar las infraestructuras existentes, con el fin de proteger antes que nada los núcleos habitados y, a continuación, las tierras de cultivo.

ACTO VANDÁLICO

"El corredor fluvial se ve constreñido por la construcción de motas", avisó Polanco, que indicó que otros medios para combatir las riadas son la mejora de la capacidad de desagüe, la permeabilización de los puentes, la habilitación de cauces de alivio y el establecimiento de zonas de inundación controlada y cordones de tierra. En total, resumió, la CHE ha llevado a cabo ya más de 1.700 actuaciones, incluida la retirada del club de piragüismo de Novillas.

Estas obras se han ejecutado en toda la ribera aragonesa, desde el límite con Navarra hasta Pina de Ebro. Pero en Boquiñeni, reconoció Polanco, la llamada mota transversal o cordón de blindaje ha podido ser vista como una actuación controvertida por el rebaje de la cota de coronación. De hecho, en este municipio, recientemente, dos máquinas de la CHE empleadas en los trabajos fueron objeto de un brutal ataque vandálico que ha supuestos cientos de miles de euros en pérdidas. "Hay actuaciones que no todos entienden", afirmó el responsable de Gestión Ambiental, que aseguró que "así no se puede trabajar".

El caso de Boquiñeni es especial porque está enfrente de otro pueblo, Pradilla, y lo que es válido para uno de los núcleos puede perjudicar al otro. De hecho, en Pradilla se han hecho asimismo importantes trabajos, como la retirada de una mota, el reforzamiento de otra y la permeabilización de un puente.

Polanco enumeró todas las obras, las realizadas y las pendientes, y señaló que ahora es preciso plantearse el seguimiento de las actuaciones, para ver "la bondad y efectividad" de cada una de ellas. Claro que advirtió que es difícil "cuantificar" debido a las numerosas variables que intervienen en cada crecimiento del caudal.

El responsable de Gestión Ambiental hizo hincapié en que se trata de medidas tomadas para responder a una situación de emergencia y que, en todos los casos, se han decidido con la aprobación de los pueblos y de sus representantes políticos.

Además, informó de que los trabajos se hacen con unas condiciones legales que impiden la expropiación de las tierras más próximas.