El análisis que se llevó a cabo a finales del 2008 para la DGA estaba compuesto por doce muestras diferentes para comprobar el grado de contaminación. Y de su resultado se extrajo que los elementos encontrados son residuos calificados como peligrosos en función de sus características, tal y como aparece en el anexo 2 de la Directiva 91/689/CEE del Consejo, de 12 de diciembre de 1991, relativa a los residuos peligrosos. Es el caso del níquel, plomo, mercurio, cianuros, litio, sulfuros y cadmio. En cuanto al bario, en aquel momento, y por circunstancias del propio laboratorio al que se llevaron las muestras, no se pudo realizar el análisis.