Al final hubo fumata blanca. Tras una jornada maratoniana de 15 horas de negociación, la dirección y los sindicatos de Caja3 alcanzaron en la madrugada de ayer un acuerdo sobre el expediente de regulación de empleo (ERE). El ajuste afectará a 515 trabajadores (455 despidos y 60 suspensiones de empleo), tal y como aparecía en la última propuesta trasladada el viernes por la empresa --en un principio la cifra de afectados ascendía a 592--. Además, la parte social consiguió que la dirección se comprometiera a no realizar ningún nuevo despido de forma unilateral hasta el final del 2014, cuando el grupo se integrará en Ibercaja.

Caja3 señaló ayer en un comunicado que, tras el acuerdo alcanzado, la entidad "cumple todos los requerimientos exigidos en el plan de reestructuración aprobado por la Comisión Europea para su recapitalización y para asegurar la viabilidad del proyecto". Los responsables de Caja3 ya habían subrayado que el ajuste era "necesario" para facilitar la integración del grupo en Ibercaja, a cambio del 12,5% de participación en el nuevo banco, así como para que la Comisión Europea concediera las ayudas públicas de 407 millones de euros en forma de bonos contingentes convertibles (cocos).

LAS PROTESTAS El pacto firmado ayer en Madrid dejó un regusto "amargo" a los sindicatos (UGT, CCOO, Csica y Asipa) por no haber podido reducir más los despidos. Sobre todo teniendo en cuenta la demostración de fuerza de los casi 3.000 trabajadores en las huelgas y las concentraciones. Nunca antes una entidad financiera había cerrado sus puertas con un seguimiento del paro tan masivo, tal y como ocurrió el jueves y el viernes.

El acuerdo del ajuste, que también plantea el cierre de 187 oficinas, llegó in extremis y con el tiempo del periodo de consultas ya cumplido (el plazo expiraba a las 0.00 horas del sábado). Según fuentes sindicales, la intención de la entidad es comenzar a aplicarlo de forma inminente. De hecho, el 21 de marzo se abre un plazo de 15 días para que los empleados que quieran se adhieran de forma voluntaria a las bajas indemnizadas (ver las condiciones en la información adjunta).

Ahora, la gran incógnita a resolver es si habrá voluntarios suficientes como para evitar las salidas forzosas. Los sindicatos discrepan en este sentido. Así, por ejemplo, desde Asipa se considera que la oferta no es atractiva como para que se adhiera un gran número de trabajadores. Sobre todo si se compara con otras acordadas en el sector (el pacto firmado el viernes entre Santander y Banesto recoge el pago de 50 días por año con un tope de 42 meses para las bajas incentivadas). Por su parte, UGT cree que "no tendría por qué haber muchos despidos forzosos". Actualmente, hay unos 300 empleados de más de 55 años, un colectivo que podría está dispuesto a acogerse a esas bajas.

Uno de los puntos más conflictivos durante la negociación fue el relativo al regreso de los 60 afectados por el ERE de suspensión, que se podrá aplicar durante un máximo de dos años y que tendrá un complemento del 25%. Finalmente la parte social arrancó a la empresa un compromiso a través del cual los trabajadores "tendrán derecho" a reincorporarse tras los dos años de ERE en un puesto similar y en el lugar más cercano al centro de origen. Con todo, algunos sindicatos recelan de la medida porque en el sector ya hay precedentes que demuestran que el compromiso no siempre se cumple.

ASIPA NO FIRMÓ EL ACUERDO "Nos ha quedado un cierto sabor amargo porque no hemos podido rebajar despidos, pero en general la valoración es positiva", subrayó ayer Victoria Camarena (UGT), que destacó el mantenimiento del empleo hasta el final del 2014 o la creación de una bolsa de empleo para los cerca de 80 trabajadores que tenían contrato temporal o de relevo. "Son empleados a los que no han renovado y que van a ir saliendo hasta el 2016; de esta forma tendrán preferencia para regresar a la entidad", explicó. Con todo, Camarena lamentó la "actitud intransigente" de la dirección durante la negociación. "Nos han presionado mucho", criticó.

En este mismo sentido se manifestó Gonzalo Postigo, representante de Asipa, el único sindicato que decidió no firmar el acuerdo al considerarlo "insuficiente e injusto". "Tras las dos huelgas y el apoyo demostrado por la plantilla es indecente que no haya bajado el número de despidos", aseveró Postigo, que indicó que su sindicato estudiará la próxima semana si decide llevar el ERE a los tribunales.

Camarena también apuntó que mañana prevén realizar una asamblea de afiliados para poder organizar entre los sindicatos una asamblea de trabajadores y explicar las medidas. Una vez firmado el acuerdo, Caja3 (formado por Caja Inmaculada, Caja Círculo de Burgos y Caja Badajoz) e Ibercaja tendrían que firmar un contrato de integración y el grupo liderado por CAI pasaría a ser filial de Ibercaja.