Los incidentes múltiples y simultáneos ocurridos la noche del pasado sábado en la línea del tranvía, que dejó tirados a miles de usuarios que pretendían llegar al centro desde Valdespartera o el Actur o hacer el recorrido inverso, con el paso de las horas arroja más dudas e incógnitas. No solo por esclarecer las causas, que se siguen investigando y desde Los Tranvías de Zaragoza abogaron por no hacer conjeturas hasta tener un informe detallado de lo ocurrido en el descarrilamiento de un convoy en Gran Vía, sino para clarificar si se hizo todo lo posible para minimizar las afecciones. Si el plan de contingencia, aparte de insuficiente para el volumen de viajeros que se mueven ese día -se calcula que cerca de 500.000-, fue el que efectivamente se debía aplicar. Y si alguien es responsable de tanto caos en el día de mayor tránsito de ciudadanos en las fiestas.

UN ESCAPE MÁS

Las principales incógnitas se centran, especialmente, en el tramo de Gran Vía con el final de línea de Mago de Oz. En un trazado entre Valdespartera y el centro en el que, además de la vía de escape en la que se quedó bloqueado un tranvía (el que descarriló), existen otras dos. Estas son, ni más ni menos, que la herramienta que ofrece la infraestructura a los convoyes para que, en caso de avería, puedan dar la vuelta y hacer el cambio de sentido hacia la vía opuesta. En todo el eje hay ocho, en este tramo concreto solo tres: la afectada en Gran Vía; la del paseo de los Olvidados, que es donde bajaban a los usuarios que lo cogían en Mago de Oz; y una tercera en Isabel la Católica, frente al hospital Miguel Servet que, sorprendentemente, no se utilizó.

Fuentes oficiales de la sociedad mixta admitieron ayer que era «técnicamente posible» llegar hasta La Romareda pero que se consideró «desaconsejable» en el momento de establecer los bucles. Es decir, se podía pero no se hizo. O, mejor dicho, se podía haber llevado a usuarios entre Isabel la Católica y Mago de Oz, y al revés, pero se decidió no hacerlo. ¿Por qué? Según las mismas fuentes, porque «dadas las circunstancias excepcionales» de esa noche y «al comprobar que esa incidencia se iba a prolongar durante bastantes horas», se optó por un lugar mucho más cómodo y seguro para transbordar pasajeros.

Este fue el de la parada del paseo de los Olvidados. Eso sí, no contaban los responsables de la línea con los altercados que se produjeron con las primeras expediciones que partieron desde Mago de Oz. En la primera, con el tranvía a rebosar de gente, el conductor se vio obligado a llamar a la Policía porque la gente aporreaba las puertas cuando, después de solo tres paradas y tras haber pagado el correspondiente billete, se les informaba de que debían apearse allí mismo, sin salir de Valdespartera», explicaron fuentes de la plantilla consultadas por este diario.

Algo similar sucedió en las siguientes, con el enfado acumulado de los viajeros y los inspectores y miembros de la seguridad de la línea que apenas podían contenerles. «La Policía Nacional observó que no tenía mucho sentido», explicaron las fuentes oficiales de Los Tranvías, que no aclararon en qué momento se produjo. Los trabajadores lo tenían más claro: «Apenas dos o tres tranvías» hicieron ese fugaz trayecto entre Mago de Oz y Los Olvidados.

FUERA DE SERVICIO

En esos instantes, la flota disponible se repartía a partes iguales entre el tramo Gran Vía-Valdespartera y el de Murallas-Academia General Militar (en Parque Goya). Según los cálculos, para garantizar frecuencias de 6 minutos hacía falta tener a 18 convoyes circulando en todo el trazado, 9 en cada sentido. Si se restan los averiados, serían 8. Pero los de Valdespartera «acabaron regresando a cocheras». ¿Por qué no acercar entonces a los viajeros a Romareda? Según la plantilla, «porque lleva sin utilizarse más de seis meses».

Otra de las incógnitas apuntan al servicio de bus alternativo. El plan de contingencia para casos como este apunta que la operadora debe garantizar un transporte alternativo mientras duren las afecciones. Lo que se hizo tras lo ocurrido fue derivar a los usuarios a la V1, lanzadera especial que en Pilares conecta la Puerta del Carmen con el ferial de Valdespartera, duplicar el número de buses, de 7 a 14, y aguantar como se pudo el aluvión de pasajeros procedentes del tranvía. Los que se enteraron, porque otros, los de las paradas intermedias, desde Fernando el Católico hasta Casablanca, confiaban en la V4, que había dejado de funcionar a las 0.00 horas. Esta sí seguía el trazado del tranvía. La tercera opción, la N4, seguía un itinerario similar a la V1.