Los beneficios tienden cada vez más a cero, el consumo se retrae y, sin embargo, todos los fines de semana Zaragoza está repleta de conciertos. De jueves a domingo de una intensa semana de invierno, la capital aragonesa puede llegar a acoger hasta 30 conciertos de mayor o menor nivel. "Jamás ha habido tantas actuaciones en la historia. Estamos ante una edad de oro", señala Chema Fernández, el presidente de la asociación Promotores de Música de Aragón.

¿Cuál es el motivo? "Es un hecho que cada vez hay más actividad porque también hay muchas más salas pequeñas", arranca en su explicación Fernández que prosigue: "Las cosas están mal y eso hace que la gente cada vez se mueva más". Eso repercute directamente en la programación y, sobre todo, en la proliferación de lugares donde se realizan conciertos. Algo a lo que ayudó el Ayuntamiento de Zaragoza hace unos años flexibilizando el asunto de las licencias para acoger actuaciones en directo.

Asistencia bajísima

Sin embargo, la gran cantidad de conciertos que enriquecen la oferta cultural de la ciudad también tiene un lado negativo. "El público objetivo es muy escaso y eso provoca que haya una asistencia bajísima de gente", denuncia Fernández, a lo que tampoco ayuda la situación económica actual. "La gente no tiene un duro y no puedes pedirle que pague mucho por los conciertos", lamenta el presidente de los promotores.

Una carencia (la de público objetivo) que Chema Fernández también relaciona con el desinterés paulatino de los medios que hay sobre la música en la comunidad aragonesa: "Históricamente, las radios de aquí han mantenido el interés en la actualidad musical de Zaragoza, pero ahora ni eso y se nota. Ni siquiera los festivales de aquí cuentan con grupos aragoneses a la hora de programar y no es cuestión de dinero porque ni se lo plantean".

Nuevo local de conciertos

Y es que, a pesar de todo, la oferta musical en Zaragoza sigue creciendo. En junio, un pequeño incendio provocó que se cerrara la sala López sin que aún haya fecha para su reapertura, pero para septiembre está previsto que reabra otro local. Será la antigua sala King Kong, situada en la zona de la calle María Moliner, donde ya hay otros lugares como La lata de bombillas. La intención de sus gestores, los mismos que los que llevan la sala López, es que este nuevo local se centre más en el rock. Otro lugar donde poder escuchar música en directo en la ciudad.