Cientos de personas de los municipios de Boquiñeni y Pradilla de Ebro tuvieron que ser desalojados ayer tras una crecida que superó las previsiones de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). El malestar con el organismo de cuenca fue expresado por alcaldes y vecinos y por la propia presidenta del Gobierno, Luisa Fernanda Rudi, que trató de justificar el error alegando que el comportamiento del río había sido "extraño".

Eso sí, quiso precisar que según las estimaciones de la CHE la punta de la crecida tendría que haber pasado el viernes por la tarde y, "sin embargo esta noche --por el viernes-- ha seguido creciendo". Las mismas explicaciones daba a los vecinos de los pueblos ribereños que la interpelaban por la falta de avisos. "Con los datos que teníamos, esto no iba a pasar", aseguraba.

Las previsiones apuntaban a que el nivel del río en Boquiñeni y Pradilla no superaría los 7,4 metros de altura. En cambio, alcanzó los 8,20 metros, de manera que los ayuntamientos optaron por activar sus planes de emergencia en plena madrugada del sábado y comenzar a desalojar las viviendas mientras parte de los residentes se afanaban en trabajar en las motas.

Ante la opinión pública, los representantes de la DGA mostraban una molestia moderada, pero el enfado era palpable. Más aún cuando la CHE les estaba diciendo que el agua estaba a 40 centímetros por debajo de la mota cuando la estaban viendo rebosar con sus propios ojos. Fuentes consultadas por este diario apuntaron a la estación de medición de Castejón como el origen del error, pero lo cierto es que esta riada está siendo mucho más dañina que otras con el mismo caudal.

Por alusiones, el presidente de la CHE, Xavier de Pedro, admitió que la altura del río era "muy importante" y que las previsiones situaban la avenida en niveles del 2003. Desde la CHE reiteraron que "un cambio en el caudal no es un fallo" en la previsión dado que hay muchos factores que pueden influir en ello.

Las explicaciones no satisficieron a los vecinos. Cuando llegaron los refuerzos, en Boquiñeni, alrededor de 300 personas ya habían sido evacuadas y trasladadas al pabellón municipal de Luceni a primera hora del día. A las 5.00 de la madrugada el alcalde, Miguel Ángel Sanjuán, emitió un bando para que los vecinos comenzaran el traslado. Durante toda la noche, los vecinos estuvieron creando una barrera para evitar que el agua invadiese el pueblo. No fue hasta las 6.00 horas, aproximadamente, cuando llegó la Unidad Militar de Emergencias (UME) y el resto del operativo. La DGA dio luz verde a los residentes para volver a las casas, hasta que a las 14.00 horas la acequia transversal al muro de contención fue rebasada por el agua. Para permitir el desagüe y evitar mayores afecciones a la localidad, Sarga rompió la carretera que une Boquiñeni con Luceni.

Sanjuán señaló que habían "dejado el pueblo a su suerte, pero lo primero son las vidas" y criticó duramente el "error" de la CHE por no prever que la crecida llegaría por la noche y con un metro más de altura. "Alguien debería dar explicaciones. Estamos muy cabreados. No se puede tener un fallo tan grande", dijo. A las 17.00 horas Boquiñeni estaba desierto.

EN PRADILLA

A escasos kilómetros, en Pradilla de Ebro los residentes también tuvieron que abandonar sus casas cuando el sol todavía no se había asomado, y fueron trasladados a Tauste. Los vecinos, como en Boquiñeni, llevaban horas trabajando. Y allí siguieron. 29 camiones de la CHE trabajaron para aumentar medio metro la mota que defiende el casco urbano. El nivel del río alcanzaba los 8,19 metros de altura por la mañana. El dique de contención, según informaron desde Interior, es de 8,10 metros. Tras comprobar que el agua rebasaba la mota, desde la alcaldía activaron el plan de emergencia y comenzaron el desalojo de 600 personas. Los operarios de Sarga llevaban tres días instalando un cordón de tierra para evitar que el agua llegase al barrio bajo.

En Gallur la UME tuvo que rescatar en zodiac a un hombre que había amanecido con su casa, aislada del pueblo, completamente anegada por el agua, y también el desalojo de una anciana. Hubo que improvisar un nuevo dique. Precisamente, la CHE explicó que el caudal se mantuvo al mismo nivel durante todo el día en Gallur, algo que provoca un efecto similar en Boquiñeni y Pradilla y que interfiere en las previsiones.

En Cabañas hubo que romper la mota agraria para inundar la zona conocida como la Finca de Pola. Se logró rebajar el nivel del río en esa zona entre 10 y 15 centímetros, según Interior. Anoche, era el principal foco de preocupación de la DGA, mientras la UME reforzaba la ribera con sacos terreros y defensas hinchables. Otro de los puntos de máxima alerta fue Alcalá de Ebro donde todas las miradas estaban puestas en una sima que cruza la localidad.

Mientras, en Novillas hacían recuento de los daños: 20 casas inundadas; 1.600 hectáreas anegadas y seis ganaderías aisladas. De momento, la Unión de Agricultores y Ganaderos estima que la avenida podría haber anegado alrededor de 20.000 hectáreas.