Ciudadanos llegó al 20-D algo desinflado, por efecto de los últimos días de campaña, respecto a las grandes perspectivas que auguraban las encuestas. Incluso así, logró 40 escaños la primera vez que se presentaba a unas generales, arrasó a UPD hasta hacerlo desaparecer y le robó bastante voto al PP y algo a los socialistas. Albert Rivera no tuvo la llave del Gobierno como habría deseado, pero quiso arriesgar y poner en valor lo cosechado en las urnas: optó por pactar y apoyar la investidura del socialista Pedro Sánchez, aunque eso conllevase reticencias en sus seguidores más conservadores y traicionar la última promesa electoral que hizo, referida a que nunca apoyaría al PP o al PSOE y solo se abstendría para investir a uno de sus líderes si el otro partido se sumaba a esa estrategia. Rivera, como el resto, piensa ya en el 26-J y apuesta por atraer a los votantes populares que rechazan que Mariano Rajoy vuelva a ser candidato.

AVISO RELEVANTE Los últimos meses se los ha pasado, además de presentándose como potencial mediador entre socialistas y populares, cerrando los detalles de su (insuficiente) acuerdo con el PSOE y dirigiendo puñetazos dialécticos al hígado de Rajoy. Sin piedad. Echándole en cara la corrupción. Ha pedido su cabeza política ya en innumerables ocasiones y, en las últimas 48 horas, ha lanzado un aviso relevante: tras los comicios de junio solo buscará la alianza con los conservadores si al frente no está su actual líder.

El paso de las semanas dirá si su acercamiento al PSOE en tiempos en que el PP se encontraba cercado por escándalos como la trama Púnica, el caso Imelsa y los papeles de Panamá y la estrategia que ahora emprende Rivera, que busca claramente abrir las puertas a los que no confían ya en Rajoy, da frutos. De momento, los sondeos le son favorables.

Además, desde la organización naranja se confía en sacar rédito al haber hecho sacrificios notables en pro de la gobernabilidad, como ofrecer concesiones ante los socialistas para diseñar 200 medidas que conformaron su pacto y sentarse a negociar, incluso, con Podemos. Tampoco dejarán de hacer hincapié en que "gracias" al veto de los socialistas no está en un Gobierno de España. PATRICIA MARTÍN