Un día cualquiera de un zaragozano cualquiera se ha convertido en un vía crucis desde que comenzó el conflicto del bus urbano. Así lo afirman muchos usuarios. Aunque todos respetan el derecho a la huelga, la cruz de las largas esperas y la falta de soluciones empieza a pesar demasiado.

I Estación. Llegar a la parada antes de las 8.30 horas o de las 17.30 para coger el último bus antes de los servicios mínimos. "Aunque llegues a las 8.30 horas muchas veces ya te dejan a mitad de camino", afirmó Eva, que ayer tuvo que bajarse de la línea 35 a final de San Juan de la Peña, en lugar de en el final de parada.

II Estación. Subir al autobús y que no venga muy cargado. III Estación. Soportar la velocidad en los momentos previos al comienzo de los servicios mínimos.

IV Estación. Ver pasar el autobús desde la impotencia de la marquesina. "Es indignante que no haya parado para recoger a esas mujeres, a lo mejor ellas solo querían avanzar una parada", se quejaba María Pilar, que cada día tiene que coger dos 35 para llegar a su casa, en Parque Goya, desde la plaza España. "Ya no pago el segundo viaje, porque a mí no me están dando el servicio como deberían", manifestó.

V Estación. Bajar del autobús a mitad del recorrido. Este es el punto de inflexión, donde muchos viajeros se replantean si pueden seguir esperando o si buscan otras alternativas.

VI Estación. Llegar tarde a las citas. "Voy a la MAZ a rehabilitación y con esta huelga es imposible llegar a tiempo", manifestó Isabel, que no pudo esperar la media hora que quedaba al próximo bus. Le tocó caminar 1,3 kilómetros.

VII Estación. Mirar el panel informativo, que cambia a merced del horario. "Llevo esperando 20 minutos, ahora ya solo quedan cinco". Ilusión óptica la de Eva, que vio cómo al llegar a cero el contador, el panel marcaba de nuevo 27 minutos. Optó por pedir un taxi.

Y así, hasta la XV Estación. Porque cada línea de bus esconde los retos y el hartazgo de miles de zaragozanos. Y es que, aunque defienden el derecho a la huelga de los trabajadores, quieren poner fin a su vía crucis particular. Y piden agilidad y, sobre todo, soluciones: al ayuntamiento, a la empresa y a los trabajadores.