POR

ADRIANA OLIVEROS

Al margen de pregones, desfiles y cachirulos, ayer era el día de San Francisco de Asís, amigo de la fauna y patrón de los veterinarios que, como tal, celebró el colegio del gremio en Zaragoza. Programa al uso. Misa, distinciones colegiales y comida, cómo no, que reunió en el Hotel París a unos cuantos invitados (menos, esta vez, por la coincidencia con las fiestas, dijeron). Encabezó el acto el presidente de la entidad, Rómulo Silva, quien estuvo acompañado por su vicepresidente, Guillermo Cubero, Miguel Angel Bregante y Angel Sáez Olivito, de la Facultad de Veterinaria, y Juan José Badiola, catedrático y exrector que inauguró la cita con un discurso, amenizado por el sonido ambiente de un bautizo celebrado en la sala contigua. Los retos de la profesión, el intrusismo, su nombramiento como consejero de Estado... Todo formó parte de una miniconferencia , en la que Badiola no tuvo que hablar (por una vez) de vacas locas , aunque sí de seguridad agroalimentaria. Le escucharon, entre otros, miembros de la junta colegial, como Juan Gracía y José Carlos Sorribas, el exrector Narciso Murillo Ferrol, el director del Centro de Investigación y Desarrollo Agrario, Carlos Rincón, y una buena representación de clínicos veterinarios, como Carmen Pahesa, Hans Etzel y José Ramón Sever. Dio el acto el relevo a la entrega de placas. Primero a los jubilados del año , el ornitólogo Adolfo Aragüés Sancho y Jaime Lucía Cuesta. Después, a las últimas incorporaciones de la entidad, Laura Navarro y Margarita Más, por su estreno colegial. Y, con el estómago bien preparado, se prestaron los veterinarios a ser también amigos de los animales, en su versión chuleta, muslo, queso y demás.