POR

ADRIANA OLIVEROS

Los cocineros también hincan los codos. Y Zaragoza se ha convertido estos días en un nuevo punto de encuentro para los más empollones de la clase de alta cocina, gracias al II Aula de Gastronomía, que organizan Horeca, el ayuntamiento y la DGA y que se inauguró ayer en el Gran Hotel. La cita reunió, entre fogones y pucheros, al maestro Andrés Madrigal, director del restaurante Balzac de Madrid, y a Jorge Lara, del Náutico, como representante local. Y, frente a ellos, alumnos de órdago como los jefes de cocina del Gayarre (Miguel Angel Revuelto), la Bastilla (José Ignacio Acirón), el Campo del Toro (Daniel Cascán), el Patio de Goya (José Carlos Martín), las Torres de Huesca (Raúl Bonet)... La lección del día consistía en foie marinado con gazpacho de piña y maraña de Pedro Ximénez y ternasco con hongos en salsa de naranja... y tal y tal. Un temario más tentador para el pecado que para el estudio. Ajenos al sufrimiento y a los crujidos estomacales, disfrutaban de la clase el gastrónomo Juan Barbacil, coordinador de las jornadas, los periodistas Ignacio Medina y José Luis Solanilla, encargados de las glosas , y Fernando Abadía, propietario de las Torres. Y María Luisa Salvador, coordinadora del programa de Alta Cocina y Tecnología de la universidad, que compartió el cambio de clase con Oscar Abad, del Sella, Antonio Lahoz, del Topi, y el presidente de Horeca, José Luis Yzuel. Apuntaron, aprendieron... Y hoy habrámás, con José Andrés Oliván, de La Granada, y Koldo Rodero, del Restaurante Rodero de Pamplona. La estrella de la cita, una tortilla de patata muy chic . Con aceite de trufa, caramelo y flan de cebolla. Ibérica pero de diseño. Vamos, un poco metrosexual.