La cuenca del Ebro ha cerrado el año hidrológico 2006-2007, que finalizó el 30 de septiembre, con normalidad salvo en el Canal de Aragón y Cataluña, y los ríos Jalón y Aguas Vivas, según explicó el presidente de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), José Luis Alonso.

No obstante, añadió que la escasez de lluvias en el tramo final del verano y el inicio del otoño, especialmente en el Pirineo y la zona este de Aragón, está provocando una reducción de las reservas. Alonso indicó que las zonas de montaña, las situadas por encima de la línea que marcan los embalses pirenaicos, se encuentran "prácticamente en rojo", aunque descartó que vayan a producirse problemas de abastecimiento en los núcleos de población.

"Estamos bastante peor que un año medio en la cuenca", dijo. Concretamente, matizó, "en uno de los 25 años peores de cada cien", por lo que "ahora dependemos de las lluvias".

Alonso presidió ayer la Junta de Gobierno de la CHE. En ella fue elegido vicepresidente del organismo el consejero aragonés de Medio Ambiente, Alfredo Boné, que obtuvo el apoyo de todos los miembros del órgano menos uno, que se abstuvo.

Alonso recordó el aumento de las reservas durante el pasado año hidrológico se dio fundamentalmente en el eje del Ebro y los sistemas de Riegos del Alto Aragón y Bardenas por las lluvias de marzo y abril, que originaron tres avenidas. seguidas.

La Junta de Gobierno de la CHE también trató el Plan de Modernización de Regadíos, en el que colaboran el Ministerio de Agricultura y las comunidades autónomas, así como la aprobación de la parte estatal del Plan Nacional de Calidad de las Aguas, que se realizó en el mes de junio. Se trata, dijo Alonso, de un plan "muy ambicioso" de 19.000 millones de euros que permitirá mejorar las depuradoras actuales con sistemas terciarios para controlar el fósforo y el nitrógeno y avanzar en la depuración de los núcleos de menos de 2.000 habitantes.