Una persona completamente sepultada por un alud puede aguantar bajo la nieve entre quince y dieciocho minutos, con un 90% de posibilidades de salir con vida. El problema, según indicó la Guardia Civil, es que desplazarse a cualquier punto de la montaña en ese tiempo es prácticamente imposible, por eso la primera intervención debe ser realizada por los compañeros. Por ello, siempre conviene llevar una sonda y una pala para, en caso de alud, auxiliar a quien pueda quedar sepultado. Además, conviene aprender la señalización internacional para facilitar el trabajo al helicóptero.