Los cambios siempre pillan a más de un despistado fuera de juego. Y los mapas explicativos, no acaban de aclarar a todos. La ampliación de la red ha afectado a 17 líneas de bus trastocando los planes de más de uno.

Es el caso de Isabel Navarro que tras montarse en el 23 con intención de llegar hasta el centro comercial Puerto Venecia, descubrió que el cambio solo afectaba a los fines de semana y festivos. Y se dio cuenta tras naufragar a la altura de la Policía Local y recibir el aviso del conductor de que ese bus no le iba a llevar de tiendas. "Los primeros pagamos estas cosas", dijo. O Carmen Gómez, que se montó en la línea 23 desde la urbanización de Parque Venecia sin saber muy bien a dónde iba. "Como el 31 ya no para aquí, yo me he montado y a la aventura, al centro llegaré seguro", explicó.

Me gusta, no me gusta

En la otra punta de Zaragoza, en la Ciudad de la Justicia, esperaban, también, al 23 que ayer por primera vez daba servicio a esta zona. Su conductor, Pablo Garrido, explicó que esta ampliación afectaba un poco los tiempos. "Son unos 10 o 12 minutos más lo que supone ir hasta la Expo y la gente estaba un poco confundida, pero nadie se ha quejado", solo ha obligado a ajustas los relojes.

Pero nunca llueve a gusto de todos. Y lejos de los aventureros que suben a un bus sin saber su recorrido o aquellos que aceptan los cambios con tranquilidad aunque, les pillen in fraganti, las novedades no siempre son bien recibidas.

Nati Jabares, vecina de la calle Juan Pablo II, se quejaba de que no se había cumplido una de las reivindicaciones del barrio, la vuelta de la línea 40. "Ahora han alargado la 42 hasta aquí, pero ¿de qué nos sirve?", preguntaba. "En agosto nos la quitaron y era todo un lujo porque nos acercaba al centro y a San José". A su lado, Nieves Allué sacó el tema que todos esperaban: el tranvía.

"En parte nos están obligando a utilizar el tranvía o hacer transbordos" porque, dijo, con el 35 se llega al centro, pero da "mucha vuelta". Hablar del Urbos 3 es hablar de la cultura maña. Por mucha remodelación o tranvía, a los zaragozanos les sigue gustando que el autobús pare en la puerta de su casa.