Cada vez que hay agentes de los cuerpos de seguridad implicados en algún asunto judicial, la información no es que no fluya, es que se seca. Respetando la presunción de inocencia --como a todos-- habrá que tratar los casos como los de cualquier ciudadano. Porque no hay que olvidar que, a diferencia de los demás mortales, son funcionarios públicos que tienen, por ley, la facultad de perseguir los delitos ajenos y la presunción de veracidad. Así es que fuera la omertá.