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JUICIO CON TRIBUNAL POPULAR POR EL CRIMEN DE MEQUINENZA

Un acusado de asesinar a su jefe alega que fue en defensa propia

Admite que le pegó dos tiros, pero uno en un forcejeo y el otro para repelerle. Fiscalía pide para él 18 años de prisión y la familia de la víctima, 20

Un acusado de asesinar a su jefe alega que fue en defensa propia

"Ustedes habrán visto muchos western, y sabrán que había muchas formas de matar, pero solo se ahorcaba a los que disparaban por la espalda". Con esta introducción orientó ayer el fiscal a los nueve miembros del jurado en cuyas manos está el destino de Óscar M. V., juzgado en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

El homicidio no se pone en duda, ya que él mismo ha admitido que mató a su jefe, el empresario catalán Jordi Milián, en una nave de Mequinenza donde trabajaban. La cuestión es si fue en un forcejeo, como sostuvo ayer, o a traición, como creen la Fiscalía y la acusación particular. No piden la horca, pero sí que pase 18 o 20 años en prisión, respectivamente. A ello habría que añadir cinco meses por conducir sin carnet y, en el caso de la familia --representada por el letrado José María Viladés--, un año más por tenencia ilícita de armas, ya que consideran que la pistola la llevaba él.

Óscar M. V., defendido por Lourdes Izquierdo, admitió ayer que, el 12 de mayo del 2011, viajó a Mequinenza a casa de su jefe y una de sus parejas --afirmó que tenía hasta tres--, para ir a la mañana siguiente a la nave donde tenían almacenados hasta 200 coches con los que trabajaban. Eran coches antiguos o curiosos que alquilaban para el cine y la publicidad.

En el momento de los hechos, Óscar, mecánico, estaba arreglando un taxi neoyorquino. Según admitió, habían discutido por dinero. "Jordi lo de pagar no lo llevaba muy bien", explicó.

Pero aquel viernes, Óscar M. V. necesitaba que le pagase para dar una señal con la que reservar un garaje y montar su propio negocio en Mequinenza. "Le dije que necesitaba el dinero, pero hizo oídos sordos, se puso a cortar el césped". Tras insistir, según el acusado, Milián le dijo "que no me iba a poder pagar, que ese dinero lo tenía comprometido para unos coches en Londres. Le cogí del hombro y le dije no te columpies, y él subió y bajó con la pistola", aseguró.

Él se abalanzó sobre su jefe y, en el forcejeo, la pistola se disparó. Milián, pese a recibir un tiro en la espalda que le atravesó y desparramó la masa intestinal, según los informes, habría ido a por él "con una barra de hierro", por lo que le disparó en el pómulo. Al narrarlo, fue llamativamente impersonal. "El segundo tiro se le pega allí", explicó, señalando a unos metros. "No se le mata en el suelo". Después sintió "un cúmulo de sensaciones" y se fue "sin tocar nada", explicó. No dio la versión de la legítima defensa hasta ayer "porque nadie preguntó".

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