Aunque la estadísticas judiciales reflejen un descenso de los delitos de usurpación, hay otros datos que corroboran que crecen. Por ejemplo, las condenas por defraudación de fluido eléctrico, práctica que difícilmente se realiza si se reside legalmente. Aunque también suceda. Estas condenas están creciendo regularmente en los últimos años, y de las 246 del 2012 se pasó a las 289 del 2013, hasta las 309 del 2014.