Siete de los nueve miembros del jurado constituido para resolver el crimen del patinador consideraron ayer que Jorge Callejas Hernández es el autor de la paliza mortal que recibió, el pasado año, Said Tahroui, un indigente argelino que vivía en una furgoneta en la avenida Cataluña de Zaragoza. Estuvo a solo un voto de que el veredicto le dejara en libertad, tal y como perseguía su defensa, ejercida por el abogado José Luis Melguizo. Se enfrenta a penas de entre 15 años y 20.

Los miembros del tribunal popular señalaron que Callejas Hernández actuó con alevosía por la forma de matarle al «presionar el cuello de Said con gran fuerza e intensidad». Una acción que, tal y como apuntaron los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), hizo que el hueso hioides -en la zona de la tiroides- se rompiera. Esta brutalidad responde, a juicio del jurado, a la «clara intencionalidad de causarle la muerte».

Por contra, rechazan que tuviera voluntad de ensañarse, es decir, «que quisiera aumentar deliberada e inhumanamente el dolor de la víctima». No obstante, el cuerpo de Said Taharoui presentaba lesiones que internamente ocasionaron un politraumatismo reiterado en cabeza y el posterior fracaso encefálico. Igualmente le ocasionó múltiples lesiones traumáticas en el rostro, consistentes en contusiones en mandíbula, nariz, boca y oído. Todas ellas por sí mismas, según los forenses, eran mortales.

El jurado da por buenas las grabaciones analizadas por el Grupo de Homicidios y la declaración del único testigo que señaló durante la instrucción que no había más personas en el escenario del crimen, aquella lluviosa noche del 5 de enero. De hecho, resaltan que el enfado que mostró la víctima momentos antes de que falleciera fue a solas y no con ningún otro individuo. Y es que otra vecina que actuó como testigo reconoció que le vio alborotado y gritando expresiones como: «Putos negros, putos gitanos»; pero que no pudo ver con quién. Sí observó que Callejas estaba lejos, que ante ese estado de nerviosismo se acercó y le tranquilizó. Eso sí lo dan por bueno los nueve hombre justos.

A PUÑETAZOS

Durante la vista oral se debatió qué objeto se pudo utilizar en este asesinato, ya que no estaba claro. El tribunal popular considera que «pudo ser un puño» que le hizo caer al suelo, donde continuó la agresión. De hecho, resaltan la violencia empleada a partir de las «múltiples salpicaduras y proyecciones de sangre que alcanzaron una altura de 2,50 metros».

Destacan que el ataque fue «por sorpresa», no dejando a Said Tahroui posibilidad alguna de defenderse o de repeler la agresión. Describen que fue en la puerta de la sucursal que Ibercaja tenía en dicha avenida de la capital aragonesa en un momento en el que la víctima se encontraba «total o parcialmente» de pie. «Lo hizo en primer lugar con golpes muy intensos», afirman en su veredicto.

Apuntan que previamente a todo este episodio, ambos mantuvieron una cordial conversación en el interior de un bar y que lo abandonaron tras pedírselo la camarera porque iba a cerrar.

LE vigiló/ El jurado resalta la actitud vigilante de Jorge Callejas Hernández con respecto a Said Taharoui. «Tras calmarle -cuando el indigente se mostró alterado- se alejó de nuevo unos metros y se quedó de pie entre dos coches, observando con la mirada qué hacía Said Tahroui». Posteriormente salió y le propinó la mortal paliza.

El tribunal popular considera que el hecho de que uno de los pantalones de Callejas Hernández estuviera manchado de sangre le sitúa en el lugar como autor del asesinato. Ven sospechosa la actitud nerviosa que observó el principal testigo de «recoger los patines en una bolsa» -aunque no fueron el arma homicida-.

Por último, afirman que Said Tahroui se arrastró, malherido, hasta una furgoneta, donde fue hallado por un vecino, quien llamó a los servicios sanitarios. Murió en la uci del hospital Clínico Lozano Blesa antes de cumplir las 24 horas de ingreso.

Ante este veredicto, la Fiscalía pidió que el juez que presidió el jurado, Alfonso Ballestín, le impusiera 19 años de prisión, mientras que el abogado de la familia de la víctima, Javier Notivoli, los elevó a 20. El defensor José Luis Melguizo propuso 15 años.