Héctor Gaitán se enfrentaba a tres años de prisión por resistirse a ser detenido cuando golpeaba mobiliario urbano de la calle Escoriaza y Fabro de Zaragoza, así como por agredir al policía nacional que practicó el arresto. Este joven, a su vez, acusaba al agente de torturas y solicitaba que fuera condenado a dos años de cárcel y a ser inhabilitado para su ejercicio profesional. Sin embargo, un acuerdo entre las partes hizo que al policía le retiraran la acusación y que Héctor Gaitán no fuera condenado por un delito de lesiones, sino por uno leve y, por tanto, que la pena se haya quedado en el pago de una multa de 150 euros.

Los hechos que se enjuiciaron en la Audiencia de Zaragoza ocurrieron en abril del 2017 cuando un vecino llamó al 091 porque había varios jóvenes dando golpes a contenedores y a vehículos estacionados.