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ENTREVISTA A JAVIER FERNÁNDEZ

«Una constitución debe abordar la vida política del momento»

Escritor y profesor en la Universidad de la Experiencia.

«Una constitución debe abordar la vida política del momento»

El que fuera delegado del Gobierno, Javier Fernández López, presenta mañana (19.00 horas) en el Museo de Zaragoza su libro De Fernando VII a Felipe VI, un repaso a la historia de España a través de sus constituciones. La obra nace de sus lecciones en la Universidad de la Experiencia.

-¿Es el momento de abordar una reforma de la Constitución?

-Hasta ahora he defendido que era necesario. Pero a partir de ahora digo que es imprescindible. Estamos empezando a cometer el error de dejar que una parte importante de la Constitución no nos sirva. Y si se mantiene este error dejaremos de tenerle afecto. Los políticos deberían ponerse a la obra. Es urgente si queremos que siga sirviendo.

-¿Qué partes considera que no son válidas?

-La sentencia del Supremo sobre el impuesto a las hipotecas es un buen ejemplo. Cuando se le hacen críticas a la judicatura la gente se suele referir al Consejo Superior del Poder Judicial. El resto de jueces funciona bien, sin embargo, la cúpula, el gobierno de los jueces, es imprescindible que se regule en condiciones para que no hablemos de forma despectiva. Otro cambio sería el Senado. No se ha convertido en una cámara de representación territorial. O se puede plantear su desaparición, cosa que no me parecería mal. Tampoco es defendible que se prefiera la sucesión del hombre sobre la mujer en la monarquía, entre otras cuestiones.

-Como explica en su libro, las modificaciones parlamentarias de las constituciones no han sido habituales en la historia reciente...

-Todas ellas han tenido finales abruptos. Además, una Constitución no se hace en los momentos plácidos. Siempre surgen cuando el mar está bravío. Quien dice que no es el momento de emprender una reforma nunca encontrará esa ocasión. Por eso deberíamos hacerlo ya. Han pasado 40 años. La sociedad es cambiante y una Constitución tiene que regular la vida política de los ciudadanos. Es necesario abrir el melón para ver qué tiene dentro.

-¿La situación en Cataluña frena cualquier posibilidad de cambio?

-No se debería condicionar la reforma constitucional a la situación en Cataluña. Eso sería un error. El tema catalán será solo un elemento del debate dentro de la mejora del sistema de las comunidades autónomas y de las competencias que se les otorgó en su momento. Ahora ya tenemos experiencia y sabemos cómo funcionan. Otro aspecto a tener en cuenta sería el cupo vasco.

-El exministro Juan Alberto Belloch propuso hace unos días la desaparición del Tribunal Constitucional o cámaras como el Senado. ¿Apoyaría un cambio así?

-No, en absoluto. Ese es el modelo de los Estados anglosajones. En esos casos es el Supremo el que asume esas funciones. Pero nosotros tenemos un modelo diferente en el que el Constitucional es un espacio mixto en el que entran jueces y también otras personas versadas en derecho como catedráticos y procuradores. A mí esa diversidad me parece mucho más interesante. Creo que es bueno separar las funciones del que juzga, como el Supremo, o de aquel que tiene que ver si las leyes se ajustan a la constitución. Lo único que habría que repensar son algunas de sus funciones. En toda la Europa continental se tiene un modelo parecido al actual.

-Destaca en su obra la validez de textos como el de Cádiz en 1812 o el de 1837...

-Todas tienen algo bueno y todas tienen algo malo, pero yo tengo mis preferencias. La de Cádiz fue un mito y la primera de la historia. La del 1837 fue la más adecuada: es breve y abordada de forma correcta las necesidades de la época. También me parece muy interesante, aunque fue criticada en su momento, la republicana de 1931. Con ella nacen las autonomías. Fue notable y todavía podemos aprender de ella.

-Contrasta su visión crítica a ‘La Gloriosa’ de 1869 por no consignar expresamente los derechos que otorga....

-Ese texto lo quiso abordar todo. Y una constitución no es un canto al sol. Es un texto jurídico para abordar la vida política del momento. Tiene cosas buenas, y estuvo hecha por políticos muy notables. De todas se puede sacar algo. Sobre todo la idea de que es necesario pactar entre los representantes de los ciudadanos.

-Del título de la obra se infiere que la monarquía es el nexo conductor de casi todos los textos constitucionales.

-Desde 1812 también hemos tenido dos repúblicas. El título solo es un título. La vida de los reyes no está reflejada, pero sus reinados son usados para repasar la historia.

-La guerra civil ocupa un espacio muy destacado en el libro. ¿Qué piensa sobre la situación actual de la memoria histórica?

-Es un atrevimiento por mi parte, pues la guerra civil fue algo tan complejo que no se puede resumir en pocas páginas. Lo que busco es contar lo imprescindible del conflicto para alguien que no sepa casi nada. Creo que la guerra no se tiene que olvidar, pero no debería condicionar tanto la vida política. Sin embargo, todavía existen partidos a los que les cuesta condenar la dictadura por su cariz conservador. Creo que en España se tendría que hablar más claramente de lo que fue el franquismo. Fue una dictadura de más de cuarenta años de los que deberían de abjurar.

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