Los primeros vacunados en Aragón conocen al sofisticado SARS-CoV-2 como el bicho. Así, tal cual, Emilia Nájera y Manuel Cebolla, consideraron en sus primeras palabras la aniquilación del virus maldito. La primera lo despachó, el segundo habló de matarlo. Sea como sea, todos quieren acabar con él y ayer llegaron hasta Aragón las armas necesarias para conseguirlo. Son pocas, de momento. 63 viales con 5 balas cada uno, en forma de dosis, para empezar a poner fin a la pesadilla en una jornada que cubrió de emoción las tres provincias aragonesas. De principio y de fin hablaron casi todos, desde políticos a sanitarios, pasando por residentes y gestores varios. O sea, del principio del fin del coronavirus, que tiene sus días contados como el principal homicida del planeta.

Sonaron aplausos de fondo, dentro, cuando acabaron las primeras vacunaciones en la residencia Romareda. Eran cerca de las 12.30, alrededor de tres horas después de que las primeras 315 dosis de la Pfizer llegaran a Zaragoza escoltadas para una vacunación simbólica, como ya había anunciado el director general de Salud, Francisco Falo. Fue algo más, fue una emocionante inyección de optimismo, de energía para mirar el futuro a medio plazo con otra cara. Se repartía alegría ayer en Aragón, aunque el bautismo del antídoto llegara solo a tres puntos. En Barbastro se vacunó a 50 personas (33 residentes y 17 sanitarios); en Teruel a 117 (95 y 22); y en Romareda a 116; además de 20 en el Camp, el centro de atención a personas con discapacidad intelectual.

No es el final, pero es el principio del fin. Las dos consejeras que fueron protagonistas en el primer día de vacunación en Aragón, María Victoria Broto y Sira Repollés, coincidieron en sus palabras, en su alegría, en la tranquilidad que deja la llegada del antivirus, llamado a acabar con la pandemia que ha cambiado el mundo durante el 2020. Pidieron también cautela, un último extra de paciencia, conscientes de que aún quedan un par de meses grises, que no será hasta la primavera cuando se vea la salida del túnel. No obstante, lo calificaron como un día «para la esperanza» o para «dar las gracias».

Mariví Broto, consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, recalcó que «todo cambia gracias a la vacunación» y mostró su agradecimiento porque la campaña haya comenzado en los centros de mayores, «donde sabemos lo que se ha sufrido», lo cual significa «un compromiso de los gobiernos y de toda la sociedad» con las personas que están en una residencia. «Hemos compartido momentos durísimos y por eso en este día de la esperanza queremos decir que para la lucha contra la pandemia ha sido y será fundamental la coordinación» entre los departamentos de Ciudadanía y sanidad.

«Queremos que las residencias vuelvan a ser centros asistenciales, de convivencia, donde se hagan actividades comunes y puedan venir los familiares», explicó Broto, que pidió «seguir apostando» por la prudencia. «Es muy importante la responsabilidad, el sentido común que nos puede hacer cambiar la vida. Si alguien está feliz hoy son los directores de las residencias y todo el departamento de Sanidad. Aquí se inicia el principio del fin de esta crisis sanitaria».

Por su parte, Sira Repollés, consejera de Sanidad, habló de un día «para dar las gracias a la comunidad científica, a la empresa farmacéutica, a los gobiernos, a los sanitarios, a los servicios logísticos, a las fuerzas de seguridad y a todos los ciudadanos, que han conseguido que veamos el futuro del coronavirus limitado».

Repollés ahondó en el mensaje de Broto. «Las vacunas son seguras, necesarias y serán suficientes, pero también son una carrera de obstáculos. Y no son el final, pero sí el principio del fin. Sabemos que tenemos el final cerca, pero hay que mantener nuestra responsabilidad» hasta que el proceso esté avanzado. De momento, «hemos recibido 63 viales con 5 dosis cada uno, suficientes para vacunar a los residentes y al personal».

A partir de este lunes «se recibirán las suficientes» para ir vacunando a lo largo de estos días, aunque estas dos semanas «son diferentes» debido a los festivos de Año Nuevo y Reyes. No obstante, «la logística está engarzada, está funcionando todo bien» y solo falta que los datos ayuden.

Han sido buenas las últimas notificaciones, pero esta semana habrá revisión de las medidas restrictivas. «Sabemos que habiendo pasado Nochebuena, Navidad, sábado y domingo, los datos son algo diferentes. Decidiremos en virtud de los datos que hemos recibido y de los siguientes si se pueden flexibilizar las medidas o hay que mantenerlas», dijo la consejera de Sanidad, que explicó que desde hoy se programarán las vacunaciones de martes y miércoles, «que se harán fundamentalmente en residencias».

La consejera no concretó el número de viales que se esperan. Ayer llegaron 315 dosis «y la semana que viene volveremos a recibir y se procederá de nuevo» a vacunar. Después se proseguirá normalmente «con unas 12.000 dosis semanales» mientras aterriza la vacuna de Moderna a mitad de enero, momento en el que se procederá a inocular de forma secuencial, «probablemente a otros colectivos», aunque la segunda dosis de la vacuna será siempre de la misma marca que la primera.

En las próximas semanas se vacunarán en los centros residenciales más de 25.000 personas que ya han dado su autorización para ello, el 93 % de los residentes de Aragón frente al 5 % que la ha rechazado y un 2% que se mantiene pendiente todavía de tomar una decisión. Por lo que respecta a los trabajadores, el 80% ha admitido la vacunación, el 14% la ha rechazado y está pendiente de pronunciarse el 6%. «Hay que lograr que sean el 100%, es la forma de acabar con la pandemia», incidió Broto.

A este colectivo le seguirá el personal del ámbito sanitario y las personas consideradas grandes dependientes. No obstante, en las residencias nunca olvidarán el domingo 27 de diciembre como un día «histórico» en el que se abre «el mejor regalo», cerró Cristina Serrano, directora de Romareda.