J. V., un joven zaragozano de 25 años se ha enfrentado esta mañana en la Audiencia de Zaragoza a seis años de cárcel por presunto abuso sexual, pero la fiscal ha pedido su absolución tras asegurar que la denunciante había dado su consentimiento para mantener relaciones, aunque luego se arrepintió.

El asunto ha llegado a juicio porque la acusación particular, ejercida por el letrado Germán Gorgees, ha argumentado a lo largo de la causa que el acusado se aprovechó de que la supuesta víctima estaba "muy embriagada" para agredirla sexualmente. Solicita seis años de cárcel y una indemnización de más de 52.000 euros por daños morales y psíquicos. La abogada de la defensa, Ana Pilar Galán, ha sostenido que su cliente pidió "hasta tres veces el consentimiento de la chica", de 21 años, y que lo obtuvo.

Los hechos se remontan al mes de julio del 2017, cuando acusado y denunciante tenían tres años menos, y ocurrieron en el domicilio particular de la joven en Zaragoza, donde la noche del 23 al 24 del citado mes se celebró una fiesta en la que participaron unas 15 personas del círculo de amigos. A partir de la madrugada, la mayoría se fue a su casa y quedaron cinco jóvenes, entre ellos el imputado, que entró a la habitación donde dormía la joven y se acostó en la cama con ella.

"Todos estábamos bebidos"

"Todos estábamos bebidos, pero ella más que nadie, hasta el punto de que no podía hablar ni mantener el equilibrio", ha dicho uno de los testigos. También se consumió marihuana, según palabras de la propia denunciante.

Esta ha declarado, tras una mampara, que solo recuerda "flashes" de aquella noche, como ponerse a cuatro patas sobre la cama en un momento dado, y que no sabe si fue el acusado o no quien realizó el acto sexual con ella. Tardó siete meses en denunciar los hechos y durante ese tiempo no paró de rumiar que "lo que había pasado no debería haber pasado".

El acusador particular ha esgrimido como prueba mensajes de guasap en los que el investigado, que está en libertad, afirma que "se arrepiente mucho de los ocurrido" y reconoce que "la ha cagado", si bien "no puede hacer nada para enmendarlo".

En cambio, la defensa y la fiscal han aportado un tuit en el que la joven, al despertar, se pregunta "dónde está Juanpa para que me haga cosquillas".

"No le dio permiso"

"No le dio permiso"Otra testigo ha señalado que la presunta víctima "es consciente de que en ningún momento le había dado permiso" para mantener relaciones. De hecho, los tres testigos citados han coincidido en que, tras los hechos, la joven insistía en que no había habido consentimiento.

Un informe psicológico forense recoge que la denunciante, que ya antes de los hechos recibía tratamiento psicológico, "no padece ninguna patología mental" y que su relato de lo ocurrido "presenta muchas lagunas". Habla asimismo de que hubo "sumisión química" (inducida por las sustancias alcohólicas y de otro tipo ingeridas), lo que no supone que ella tuviera una actitud proactiva. Ha sido descrita como una persona con una forma de ser "ansiosa" y con "tendencia al sentimiento de culpa y a reacciones emocionales intensas". Ella misma ha afirmado que ha tenido ideas de suicidio.

"Se sintió víctima de una agresión sexual y durante un largo periodo tuvo constantes dudas sobre lo que debía hacer", ha manifestado otra psicóloga que trata a la denunciante desde hace varios años.