Las depuradoras de Zaragoza retiran cada mes 30 toneladas de toallitas húmedas desechables que llegan hasta las plantas de La Cartuja y La Almozara y que pueden ocasionar obstrucciones en los sistemas de depuración, como sucedió en enero del 2018 en la de La Almozara, cuyo digestor acabó reventando por la acumulación de restos deshilachados. El año pasado se gestionaron 370 toneladas, un 5,7% más que en el 2019, y su coste anual supera los 170.000 euros, a los que hay que sumar las actuaciones derivadas de los atascos que se forman en la red, las averías en las instalaciones y la reducción de la vida útil de los equipos.

La concejala de Infraestructuras y vicepresidenta de Ecociudad, Patricia Cavero, ha hecho un llamamiento a la población para que recicle debidamente las toallitas y el material de higiene. Hacerlo es sencillo y en ningún caso pasa por arrojar los restos por el inodoro ya que la acumulación de estos elementos generara importantes atascos en la red de tuberías de saneamiento, de casi 1.200 kilómetros, y en las propias plantas.

Actualmente se utilizan unos nuevos sistemas de filtrado para tratar de evitar que los restos deshilachados de estas toallitas accedan a los sistemas de depuración de las aguas. Se trata de rejas filtrantes, con agujeros pequeños que impiden que el hilo resultante de toallita pase con el agua que la transporta. Según ha explicado el jefe de la Unidad de Depuración de Ecociudad, Manuel del Rincón, estos elementos de filtrado no pueden instalarse en la red de tuberías, por lo que se van generando pequeñas bolas de fibras que acaban provocando atascos en distintos puntos de la red. Por este motivo, ha resumido que “el mejor sistema y el más eficaz pasa por no arrojar las toallitas por el baño”.

En la planta de fangos de La Almozara la acumulación de restos de toallitas húmedas provocó que el digestor reventara. Los trabajos de reparación van a costarle a las arcas municipales 1,7 millones de euros y está previsto que finalicen este verano, cuando podrá ponerse en marcha el digestor afectado.

Por ahora continúan los trabajos de demolición de la cúpula. Se trata de una tarea minuciosa que se realiza con un robot teledirigido a distancia para evitar riesgos. Una vez finalice su desmontaje se procederá a reconstruir el muro dañado y la nueva cubierta. Según ha explicado Del Rincón, se instalará una lámina de pvc mucho más ligera y resistente que actuará como encofrado y sobre la que se colocará el acero y hormigón armado. Esta gran lámina se irá hinchando como si fuera un globo hasta que adopte su posición definitiva. Está previsto que en verano se hayan terminado las obras y la planta pueda volver a funcionar con normalidad.