El río Huerva es el eterno olvidado en Zaragoza. El plan de riberas que llevó a cabo el socialista Belloch para la Expo del 2008 no alcanzó para integrar este afluente y ahora Jorge Azcón quiere llevar a cabo un ambicioso proyecto que incluye la creación de una plaza verde en la confluencia de la avenida Goya con Gran Vía, uniendo la ribera con la zona urbana (a distintas alturas) a través de unas laderas verdes, como si de unas gradas se tratasen, que permitirían al ciudadano disfrutar de este espacio natural.

El consistorio ha diseñado un anteproyecto de la reforma de las riberas del Huerva desde el puente Trece de Septiembre hasta Gran Vía, en cuatro tramos que no incluyen la zona en la que se ubicaban los antiguos viveros Sopesens, muy degradada por el paso de lo años. En total prevé actuar en algo más de un kilómetro y en una superficie urbana de 129.361 metros cuadrados con el objetivo de integrar al río en la ciudad para que pase a convertirse en un espacio de ocio. Para lograrlo se quieren crear andadores y fusionar las calles paralelas en los tramos que sea posible reduciendo los aparcamientos en superficie, pacificando el tráfico, ampliando las aceras arboladas y construyendo carriles bici.

Actuaciones

Dos de las principales actuaciones que se quieren impulsar se concentran en la confluencia del río bajo el cruce de Goya y Gran Vía, y entre los puentes Trece de Septiembre y Blasco del Cacho o Risueñores. En este tramo del parque José Antonio Labordeta se propone una remodelación del actual centro municipal Salduba ya que estas instalaciones deportivas ejercen de «tapón» urbanístico y paisajístico, por lo que se propone soterrarlo, enterrarlo entre unas nuevas laderas verdes para integrarlo en el río y el parque.

En el caso de la plaza verde del centro, el anteproyecto contempla la construcción de unas rampas inclinadas que comuniquen la zona inferior del río con el paseo peatonal de Gran Vía y la nueva Estación de Cercanías de Goya. De esta manera se devolvería este espacio a los zaragozanos, que podrían disfrutar de unas riberas limpias, aunque estrechas, conectadas con las zonas urbanas.

Dificultades

La adecuación del Huerva no es sencilla porque no consiste en actuar sobre la naturaleza salvaje que recorre todo el tramo. Este afluente presenta una morfología complicada para integrarlo en la ciudad porque tiene un gran desnivel entre la cota urbana y su espacio fluvial, además, ofrece una escasa disponibilidad de espacios y recorrido lineal. Así que el ayuntamiento se ha planteado el reto de resolver estos aspectos para garantizar su fusión y que pueda ser utilizada por los ciudadanos, como sucede con las riberas del Ebro.

Para ello es vital que se logre una continuidad entre el espacio público superior y el inferior, eliminando las barandillas y creando una relación visual y física que integre con seguridad las zonas verdes inferiores del río dentro de la escena urbana.

El anteproyecto, que está valorado en 20,5 millones (más IVA y otros gastos de licitación) mejorará la comunicación de las dos márgenes del río con varias pasarelas, como la ya existente de la calle Marina Española y otras que comunicarían Agustín de Quinto con la calle Río Huerva y Doctor Juan José Rivas y José Moncasi.

Al tratarse del cauce de un río, el ayuntamiento necesita del apoyo de la DGA y la aprobación de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), que deberá otorgar permisos y licencias para acometer gran parte de los trabajos previstos para la reforma.

Y también precisa de financiación, para lo que ha presentado el anteproyecto a las convocatorias de los fondos Next Generation de la Unión Europea, en concreto al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en Aragón. En el caso de que no llegue financiación de Europa difícilmente se podrá ejecutar dado que el consistorio no tiene capacidad económica para abordar un proyecto de esta envergadura.