El 6 de mayo del 2001, Luisa Fernanda Rudi era presidenta del Congreso de los Diputados, pero el atentado del líder de su partido en Aragón, Manuel Giménez Abad, le pilló en Zaragoza, a pocos metros de la tragedia. "Lo recuerdo con total nitidez, como si fuera ayer. Me estaba preparando para volver a Madrid. Confieso que no entendí la noticia cuando me llamaron", cuenta ahora por teléfono, desde su despacho en el Senado.

"Han matado a Manolo", le dijeron. Y cuando pudo reaccionar cruzó la Gran Vía de Zaragoza y las dos calles que la separan de Cortes de Aragón para personarse, con su marido, en el lugar del atentado. "Recuerdo el cuerpo de Manolo tendido en el suelo, y a la viuda y su hijo al lado, refugiados en una ambulancia", rememora. Sus primeras ante ello fueron: "Por Dios bendito, sacadlos de aquí", reclamó la líder popular.

Por desgracia, recuerda Rudi, estaba "acostumbrada" a asistir a funerales de compañeros del País Vasco. Pero nunca pensó que Giménez Abad pudiera ser objetivo de la banda terrorista. "Manolo acababa de llegar a la presidencia del PP de Aragón en enero, llevaba solo cuatro meses" recuerda.

"A ETA se la ganó con el Estado de derecho, pero quedan muchos asesinatos por resolver"

Y en un día como hoy, ensalza la "valentía" de Gustavo Alcalde, que "no dudó en asumir el liderazgo". Diez años después del fin de la violencia de la banda, recuerda: "A ETA se la ganó con el Estado de derecho, pero quedan muchos asesinatos por resolver".

El actual presidente del PP Aragón, Luis María Beamonte, asegura que el legado de Giménez Abad sigue vivo. "Su terrible asesinato reafirmó la importancia de sus valores: la defensa de la palabra, del diálogo, el respeto a quien piensa distinto y por la libertad", subraya Beamonte.