La pandemia ha hecho mella en casi todos los sectores, más aún si cabe en el de aquellas entidades que se dedican a velar por las personas en riesgo de exclusión. Las grandes organizaciones sin ánimo de lucro han logrado resistir de forma airosa a los envites más duros de la pandemia, pero las entidades más pequeñas ven como el agujero en sus cuentas se hace cada vez más profundo. 

Es el caso de la Fundación Los Pueyos, ubicada en Villamayor de Gállego, que tiene varias líneas de actuación en colegios de educación especial, centro de día, residencia y dos centros de empleo para personas con discapacidad intelectual.  Berta Guerrero, directora general de la organización, explica que su principal problema no llega de los sobrecostes, sino de la pérdida de ingresos por las plazas vacías al regresar los residentes a sus hogares familiares por la pandemia, algo que consideran «comprensible y razonable». La DGA se hace cargo del 50% de la plaza vacía en estos casos, aunque desde la entidad aseguran que han dejado de ingresar en torno a 350.000 euros

Por ello, Guerrero insta a la Administración a apoyarles: «Necesitamos medidas que empujen nuestra sostenibilidad, porque no dejamos de dar un servicio público. No sé si necesitamos una compensación o que se valore el coste que tienen nuestros servicios». Además, pide que se les pongan facilidades para instalar fibra óptica en sus centros, algo que consideran fundamental en la era del covid.

En Atadi, asociación que da servicio de atención a discapacitados intelectuales en municipios de la provincia de Teruel, no han registrado esa pérdida de residentes, por lo que sus ingresos no se han visto mermados. Sin embargo, Ramón Royo, director gerente de la entidad, explica que sus problemas han tenido que ver con las carencias del servicio de enfermería, con dos profesionales para seis residencias. A ello se une el mal estado del transporte rural, agravado por las limitaciones de usuarios por vehículo, lo que incrementa los costes.

No obstante, esta realidad no parece completamente extrapolable al resto del sector. Desde Aspanoa explican que su pérdida de ingresos deriva de la suspensión de las actividades solidarias, aunque de momento no han tenido que recortar en servicios ni en investigación en su labor contra el cáncer infantil. En 2020, obtuvieron 175.000 euros menos que en el curso anterior, un 24% de su presupuesto

Ante la solicitud de compensaciones por los sobrecostes de algunas organizaciones, desde la Consejería de Ciudadanía y Derechos Sociales explican que las ayudas ya están en camino. Se espera que lleguen 3 millones de euros a Aragón para sufragar a las entidades del tercer sector por los gastos covid extraordinarios, y otros 3 millones de euros más para la mejora de equipamientos de los centros, además de abrirse la concurrencia a los fondos Fite.