«Claro que hemos ahorrado, aunque haya sido a la fuerza porque no se podía salir», aseguran este martes con rotundidad un grupo de cinco mujeres a las puertas de unos grandes almacenes de Zaragoza. Superados los tiempos más oscuros de la pandemia, han quedado para «ir de tiendas y comer». En definitiva, para recuperar los hábitos de consumo que la crisis sanitaria trastocó por completo el 2020. «Estamos todas ya vacunadas», afirman con satisfacción, una alegría hasta hace pocos meses impensable, pero que poco a poco está regresando a las calles, al comercio y a los bares de la ciudad conforme avanza el avance del proceso de inmunización. Y en la misma medida, vuelve a crecer el gasto doméstico tras el fuerte recorte --casi un 10%, según las estadística del INE-- experimentado el año pasado.

Es la parte positiva que han apreciado los bolsillos de los consumidores en este duro año de pandemia, aunque cueste buscársela por los estragos que ha dejado a su paso en la salud, la sociedad y la economía. El confinamiento domiciliario de los primeros meses y las limitaciones y dificultades para viajar y hacer vida social hicieron que el consumo general de las familias decayera como nunca, salvo en casos como el de alimentación.

«Como no salía, ahorré un montón. Solo gastaba en comida», apunta Esperanza Bernardino, que dice que recortó sobre todo sus gastos en ropa, maquillaje o perfume. Eso sí, da por terminada la temporada de vacas flacas y asegura que «ha cogido con ganas» el verano y la temporada de rebajas en lo que a gasto se refiere.

Más repostería

«Todo lo que ahorramos el año pasado ya lo hemos gastado en este. Acabamos de estar diez días con mi marido en Fuengirola», afirma Rafi Organero, a la que no le ha faltado el empleo en todo este tiempo de crisis sanitaria. Más bien al contrario. «Trabajo en un asesoría laboral y nos hemos parado con los famosos ertes. No he tenido tiempo de nada, ni de comprar por internet», afirma.

«Se notó mucho que no pudimos irnos de vacaciones ni juntarnos con los hijos y los nietos para las celebraciones», sostiene Nieves Salguero, una jubilada que se estrenó en compras online de ropa a raíz de la pandemia. «He perdido el miedo a internet y ahora me he aficionado. Quizá demasiado...», bromea. Otra de las pocas cosas en las que cree que incremento el gastó fue en la repostería, a la que tantos se aficionaron durante los meses de encierro en casa.

Su hermana Lolí asegura que nivel de gastó ha sido más bajo si cabe porque operaron a su marido por un trasplante de médula. «Por primera vez en más de un año, la semana pasada quedamos con unos amigos a tomar algo en la terraza», relata.

«Ahorré más, sobre todo los meses que no se podía salir», explica Marcos Toquero, un funcionario de justicia de 29 años, aunque cree que ahora está teniendo «un rebote» de su consumo: «todo que no gasté el año pasado, me lo estoy puliendo ahora».