La crisis de Candanchú ha sacudido en los últimos días el valle del Aragón, sus negocios y las instituciones, pero son los trabajadores de la propia estación a los que primero puede llegar el tsunami si nadie lo remedia. Este miércoles, el comité de empresa remitió un comunicado en el que exige una solución definitiva que pasa por la elaboración de un plan estratégico y a futuro que logre revitalizar la que fue una de las instalaciones pioneras en España, apuntan. Por lo pronto, ante la posibilidad de que Candanchú no pueda abrir este año, algunos empleados ya han buscado un trabajo alternativo ante lo que pueda pasar. 

«Hay gente que ya no volverá a trabajar aquí», afirma el presidente del comité de empresa, Juan Antonio Rodríguez, que augura una falta de personal especializado tras la fuga de algunos de los trabajadores. «La estación lleva parada muchos meses. Todas las revisiones y mantenimientos están sin empezar. Estamos perdiendo la mejor época en la montaña para realizar trabajos», destaca.

Mientras, la consejera de Economía del Gobierno de Aragón, Marta Gastón, cerraba la puerta a una posible compra de Candanchú. «Aramón no está en condiciones de aceptar la oferta de compra de la estación que se puso sobre la mesa», algo que, según dijo, ya se ha trasladado a los propietarios. Pese a ello, señaló que se ha ofrecido «colaborar en la gestión, como ya se hizo en 2012». Pero la urgencia es mucha y Gastón lo sabe. Por eso indicó que la DGA trabaja en «solventar lo más urgente, que es la próxima campaña» y manifestó que también busca respuestas para el largo plazo con el fin de que «el futuro de la estación sea tranquilizador para todo el valle».

Por tanto, el objetivo es encontrar esa solución y no descartó aplicar la experiencia de colaboración en la gestión que se llevó a cabo en 2012 «con buenos resultados», una opción que «se volvió a ofrecer por parte de Aramon desde el primer momento», dijo Gastón durante la presentación del plan de Empleo Joven de Aragón.

Sin proyecto ni planes

Pero quizá sea tarde ya. Desde el comité insisten en que la decisión de no abrir la estación es consecuencia de «una falta de proyecto y planificación» tanto del sector de la nieve en Aragón como de los propietarios, aunque reconocen que la pandemia ha agravado la situación. Los trabajadores tienen claro que desde la entrada de la empresa en concurso de acreedores, en el 2012, «se ha ido empobreciendo y desgastando una marca turística que era una referencia en deportes de invierno». Rodríguez reconoce que «nos hemos quedado atrás», lo que también ha empeorado la calidad de los empleos.

La plantilla fija en Candanchú durante todo el año ronda los 30 trabajadores, aunque prácticamente todos están ahora en erte. Sin embargo, el comité recuerda que en invierno se pueden alcanzar los 200 puestos de trabajo, entre indirectos y la empresa de monitores. El cierre provocará un «impacto brutal» en la economía del valle, subraya el presidente del comité. 

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Por ello, es de esperar que la plantilla comience a movilizarse. De hecho, van a solicitar una reunión con los propietarios, pero también con los responsables del Gobierno de Aragón, de la Diputación Provincial de Huesca y con los alcaldes de la zona, apunta Rodríguez. En la misma plantearán una solución a través de «otros modelos que han demostrado ser más eficaces: con participación pública, apoyo de los empresarios de la zona, tasas...».

«La solución no pasa por inyectar algo de dinero a una empresa privada para poder abrir un invierno, ni tampoco ayuda la competencia» de Aramon. «Si queremos mantener la vida en el Pirineo hay que hacer un esfuerzo y llegar a entendimientos», subrayan desde el comité de empresa. Y apostar de una vez por todas por el «futuro de unos valles y un espacio del que todo el mundo pueda disfrutar».