Los vecinos de la comarca de la Ribera Baja del Ebro volverán a la normalidad en “tres o cuatro meses”. Ese es el tiempo aproximado que tardará en repararse el puente de Quinto y restablecer de forma definitiva el tráfico de la A-221 que este jueves se cortó al tráfico de forma indefinida por daños estructurales que implican “graves riesgos para la seguridad vial”. Esta circunstancia cambiará el día a día de muchos de los casi 9.000 habitantes de la comarca, que engloba los municipios de Pina de Ebro, Quinto, Gelsa, Velilla, Sástago, La Zaida, Alborge, Alforque, Cinco Olivas y Escatrón. El director general de Carreteras del Gobierno de Aragón, Bizén Fuster, señaló a este diario que el diagnóstico más concreto no se tendrá hasta mediados de septiembre cuando se espera un informe definitivo de la consultora especializada que trabaja ya en la zona.

Se trata del tercer puente en dos años que presenta graves deficiencias en esta comarca, después de las actuaciones realizadas en el de Gelsa y Sástago, algo que Fuster calificó de “atípico”. El puente de Quinto, que discurre paralelo al río Ebro y salva la línea de ferrocarril, se levantó en 1985 por parte del Ministerio de Transportes y hasta la fecha ha habido que intervenir en él dos veces. En 2005 se acometieron obras de emergencia, por parte de MLN y de Adif, debido al deslizamiento del terreno que afectó a esta infraestructura y a la línea ferroviaria. Esta vez, en cambio las causas son otras y han afectado al tablero sobre el que se asienta la carretera. Fue el 30 de julio pasado cuando se cortó un carril de la A-221 al detectarse «movimientos de cierta importancia en los pilares 4º y 5º del puente». Los días 9 y 10 de agosto se llevaron a cabo nuevas inspecciones, con extracción de testigos y catas propuestas que llevaron a los técnicos a proponer a la dirección general de Carreteras el cierre del puente, ya que los daños observados «excedían lo admisible en condiciones de seguridad aceptables». Sobre la posibilidad de exigir responsabilidades a la constructora lo ven improbable ya que cualquier tipo de negligencia ha prescrito.

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Las causas del deterioro todavía se desconocen pero los vecinos de la zona dicen no entender cómo un puente que tan solo tiene 36 años ha sido objeto ya de dos contratiempos de este tipo. Fuster considera que el deterioro de este tipo de vías está causado, en buena medida, por el tráfico pesado que soportan. Un ejemplo es la empresa Placo Ibérica, con sede en Quinto, que recibe la materia prima para la producción de placas de yeso desde Gelsa, de donde parten decenas de camiones cada día.

 José Antonio Falcón, uno de los miembros de la plataforma de Afectados por el Puente del Gelsa, subraya el “enorme trastorno que van a sufrir los habitantes de la comarca” ya no solo por el rodeo kilométrico que van a tener que realizar por el corte de la A-221 sino porque hay estudiantes de muchos municipios que acuden al instituto de Fuentes de Ebro, que volverá a la actividad en septiembre, porque hay servicios sanitarios compartidos y porque la actividad laboral entre localidades es intensa en el caso de Quinto y Gelsa, entre otras localidades. Falcón recuerda que cuando se reparó el puente de Gelsa se trasladó a la DGA la necesidad de asfaltar algunos de los caminos que ahora acortarían los trayectos.

Sin embargo esta hipótesis parece descartada por parte de la DGA, ya que estos caminos, son privados o municipales, y su mejora debería correr a cargo de la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ), según apunta Bizén Fuster. De momento, los vecinos ya han usado estas vías y tratan de buscar soluciones. A partir de este jueves, para viajar desde Gelsa a Quinto habrá que recorrer más de 40 kilómetros mientras que hasta ahora apenas había cinco.

 A partir de ahora se desviará el tráfico por Gelsa a través de las carreteras A-1105, N-II, A-1107 y N¬232. En rutas más alejadas, como los vehículos procedentes de Escatrón, el desvío del tráfico quedará fijado en la propia carretera A-221, (punto kilométrico 27), por la carretera A-224 hasta Híjar y N-232. Y desde Caspe, en lugar de llegar hasta Quinto por la carretera A-221, el desvío se habilitará en kilómetro 52 de la A-221, se deberá tomar la carretera A-230 hasta Bujaraloz, N-II, A-1107 y N-232. Estas rutas alternativas se señalizarán adecuadamente con carteles provisionales, informaron desde la DGA.