El 2020 lo pasaron «en blanco» y este año llevan camino de que sea igual, aunque María José Cebrián, del taller de Trajes Regionales Atavíos, considera que lo peor es «la incertidumbre». Cebrián señala que según se acerca la fecha y «si mejoran los datos», aún cree que se pueda remontar la situación, todavía crítica, puesto que «no solo es la Ofrenda de Flores, porque yo vivo de las fiestas de los pueblos, reinas de fiestas, etc» y están suspendidas desde el año pasado y hasta finales de septiembre, de momento. Por eso, desde Atavíos aseguran que «si la evolución va bien, la gente se acordará a última hora». 

De hecho, estos días están entregando trajes que eran para el año pasado pero cuando se los probaron, al no haber fiestas «no se los llevaron, pero este año se lo van a terminar y van a salir» aunque no haya ofrenda. Cebrián asegura que desde que comenzó la pandemia se «sobrevive». Ella no ha pedido créditos ni subvenciones «porque no tengo deudas, pero he invertido todos mis ahorros». El futuro no es mucho más halagüeño porque «a partir de octubre no se hace nada» y critica que se habla mucho de la hostelería pero no de «las comuniones, trajes de novias...».

Algo más optimista es Natalia Arbués, de Indumentaria San Jorge, quien de forma gráfica explica: «El aire no es el mismo del año pasado. Ahora se hacen los trajes, aunque no vayan a salir en la ofrenda; no es el mismo trabajo que antes de la pandemia, pero se nota una brisa». También asegura que antes del coronavirus y la crisis económica «éramos más previsores» y ahora «no pensamos a corto plazo». En San Jorge sí que han trabajado algo en festivales y en semanas culturales porque ha habido «valientes» que se han atrevido con los actos tradicionales «con mucho esfuerzo» tras un año de «sequía absoluta».

Marteles durante un acto protesta.

José María Marteles, Presidente de Cafés y Bares: "Veo más voluntad política que antes desde Sanidad"

«Ahora están saliendo los casos del puente y después igual nos tocan los del comienzo del curso escolar, pero tengo fe en que para el Pilar estará todo bien», dice José María Marteles, presidente de la Asociación de Cafés y Bares, que afirma que hay una gran diferencia «entre que las Fiestas del Pilar se celebren con actos a que no haya nada o poca cosa», y que percibe otras sensaciones en su trato con el Gobierno de Aragón. «Veo más voluntad política que antes desde Sanidad», dice confiado el presidente de Cafés y Bares. 

Marteles recuerda que la hostelería se beneficia precisamente de que la gente «salga a la calle a ver cosas» porque luego es muy habitual «que se tomen algo» y que en la última reunión con la vicealcaldesa, Sara Fernández, en el ayuntamiento «las sensaciones que sacamos fueron muy buenas» e incluso piensa que «podemos llegar a abrir las barras», aunque habrá que esperar primero a la decisión que se adopte el 2 de septiembre, día en el que se celebrará el Consejo Local de la comunidad en su versión ampliada. Ese día se sabrá si se permite la celebración de las fiestas patronales a partir del 1 de octubre. 

En lo que respecta al ocio nocturno, Miguel Ángel Salinas, vicepresidente de la Asociación Provincial de Discotecas y Salas de Fiestas, explica que «sabiendo que este año no va a haber Espacio Zity, que es nuestra mayor competencia, está claro que la gente acudirá a otros sitios» y espera que todo transcurra en los términos en los que se habló en la reunión que se mantuvo en el ayuntamiento. «Todo apuntaba a que iba a haber, así que me extrañaría mucho que no hubiese. "Sería de traca, vamos, ahora que está el 70% de la población vacunada y que ese porcentaje habrá crecido notablemente dentro de mes y medio».

Miguel Ángel Escartín, feriante.

Miguel Ángel Escartín, feriante: "Este año ya lo hemos perdido, haya o no Pilares"

Entre los feriantes ya no hay ni esperanza ni optimismo. «Nosotros lo que queremos es que llegue el año que viene para que vuelvan a celebrarse las fiestas y podamos montar y trabajar», explica el presidente de los feriantes, Miguel Ángel Escartín. Ahora está en Calatayud, donde han instalado sus atracciones después de pasar por Zaragoza y Teruel. «Ha sido un desastre y nos ha costado más montar que otra cosa porque al no haber fiestas la gente no acude a las ferias». 

Escartín se muestra seguro de que el recinto ferial de Valdespartera se abrirá en octubre. «Haya o no fiestas yo creo que lo abrirán porque va a estar muy controlado y habrá garantías de aforos y distancias», señala. 

Si finalmente el Gobierno de Aragón decidiese suspender también las fiestas del Pilar y no pudieran poner en marcha sus atracciones repetirían un año de «ruina». Desde los pilares de 2019 no han podido trabajar prácticamente, salvo estos últimos meses que lo han hecho a medio gas. 

«Montamos alguna atracción pero sin el ambiente festivo no es lo mismo. La gente no viene o directamente no se entera de que estamos», explica. Tanto que no han tenido que cerrar las instalaciones por superar el aforo. «Las ferias están perimetradas y creamos un acceso de entrada y otro salida para controlar el número de personas», informa. Además de la mascarilla, para subir a las atracciones hay que utilizar previamente el gel hidroalcohólico y mantener siempre las distancias de seguridad, también cuando uno está esperando», precisa.

Escartín insiste en que los primeros interesados en que se cumplan las medidas de seguridad son ellos mismos porque viven de sus ferias, por los que son muy exigentes.