El presidente de Aragón, Javier Lambán, alejó este lunes la posibilidad de que Zaragoza celebre este año unas fiestas del Pilar como marcaba la tradición antes de que irrumpiera la pandemia del coronavirus. El jefe del Ejecutivo autonómico insistió en que «por encima de la economía, están la salud y la vida de los aragoneses», y aunque la decisión oficial se tomará este jueves, en el Consejo Local de Aragón ampliado, dejó entrever que la postura del Gobierno es mantener la suspensión de las celebraciones, vigente por ahora hasta finales del mes de septiembre.

«Si uno se contagia o se muere, eso es irremediable. No hacer fiestas en el año 2021, no pasa nada. Ya las haremos en 2022», aseveró el presidente aragonés después de que la pasada semana transmitiera en su cuenta personal de Twitter que debe primar la «prudencia» aunque ya se haya alcanzado ya el 70% de población inmunizada en Aragón.

Tres horas después de que Lambán hiciese estas declaraciones, en el Ayuntamiento de Zaragoza se reunió la junta de portavoces, a petición del PSOE, para valorar la situación y conocer la propuesta de fiestas del equipo de Gobierno de PP-Cs. Un encuentro que sirvió de poco porque la decisión sobre la celebración de las fiestas corresponde al Gobierno de Aragón y, a día de hoy, en la casa consistorial desconocen qué sucederá. «Es quien decide cuándo y cómo hay fiestas», resumió la vicealdesa, Sara Fernández, que les emplazó a un segundo encuentro el jueves.

 El jueves, día clave

Lambán, que admitió que la decisión se adoptará en la reunión con los ayuntamientos, la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP), presidida por la consejera de Presidencia del Gobierno de Aragón, Mayte Pérez, dejó clara su postura. «La idea del Gobierno ha sido siempre causar los menores daños económicos posibles, pero teniendo absolutamente claro que por encima de la economía está la salud y la vida de los aragoneses, algo que no debería suscitar ningún tipo de discusión», manifestó.

Una afirmación que da a entender que este año no habrá Pilares. Al menos es lo que se cree por los pasillos de la casa consistorial, donde consideran que la DGA sigue deshojando la margarita, ralentizando cualquier decisión al respecto sobre cómo --y hasta qué punto-- se pueden celebrar las fiestas.

El presidente aragonés subrayó que deben seguir prevaleciendo la «prudencia, la sensatez y la unidad de criterios». Y aunque la gestión principal de la pandemia y las medidas sanitarias que se deben aplicar en cada momento recaen sobre el Ejecutivo que preside, incidió en que «la preservación de la salud y la vida de los aragoneses nos incumbe a todos». «Al Gobierno, los ayuntamientos, absolutamente a todos».

Recordó que muchos ayuntamientos «no solo no han secundado la orden de no hacer fiestas, sino que lo han hecho con pleno convencimiento y poniendo todos sus medios para que las fiestas de 2021 no se celebraran desde ningún punto de vista». Otra cuestión es que se haya conseguido, reconoció también, y volvió a criticar la celebración de botellones.

Incertidumbre

Desde el consistorio no esconden su desconcierto y critican que el presidente esté lanzando mensajes subjetivos que lo único que consiguen, dicen, es crear incertidumbre en sectores que llevan año y medio funcionando a medio gas, como el hostelero, hotelero o cultural.

En la junta de portavoces, a la que no asistió el alcalde, Jorge Azcón, que sigue sin pronunciarse sobre la polémica, Fernández volvió a insistir en que la organización de unas fiestas exige tiempo ya que requiere de unos procesos administrativos largos y tediosos. Según la vicealcaldesa, el ayuntamiento tiene la obligación de estar preparado para todos los escenarios posibles. Tanto es así que se mantiene la Ofrenda de Flores virtual, por si finalmente no se pueda realizar ninguna de las dos que se han diseñado, la normalizada y la reducida. Respecto a las licitaciones del escenario de conciertos o del recinto ferial, entre otras, el consistorio se reserva el derecho a cancelarlas si finalmente las fiestas del Pilar no se celebran.

La vicealcaldesa y titular de Cultura aseguró que el ayuntamiento hará lo que dicte Sanidad y que, en caso de permitir que se lleven a cabo los Pilares, serán reducidos y siguiendo las directrices de las autoridades sanitarias, «como hemos hecho en todo momento», puntualizó. «Lo más importante es qué considera la DGA que hagamos con las cifras actuales de positivos de covid y es lo que haremos», reiteró. Respecto a las críticas de la portavoz del PSOE, Lola Ranera, sobre el riesgo que entraña que el recinto ferial tenga capacidad para 10.000 personas, Fernández recordó que en otros municipios se están convocando «actos multitudinarios», como es el caso de Motorland en Alcañiz, para «20.000 personas».

Efecto llamada

Ranera volvió a cargar contra el equipo de Gobierno de PP-Cs por crear «falsas expectativas». Según la socialista, un recinto como el de Valdespartera generará un «efecto llamada» entre los jóvenes «y hará que salgan más a la calle». En la línea de Lambán y dando a entender que este año no habrá Pilares, propuso que la partida destinada a las fiestas sirva para ayudar al sector de la cultura y la hostelería.

Desde Podemos, Fernando Rivarés, tildó de «irresponsables» tanto a Azcón como a Fernández por adoptar decisiones antes de saber si habrá fiestas. «Hay que evitar jugar con fuego porque lanzar el mensaje de no hay Pilares, pero sí algunos actos, es una invitación peligrosa vista las experiencias previas de las no fiestas», apuntó. Desde Vox defendieron «el «ejercicio de prudencia y anticipación» de PP-Cs, «preparando actos en función de los distintos escenarios para no tener que improvisar en el último minuto». ZeC, por su parte, no hizo declaraciones.