La sexta ola del coronavirus en Aragón (la quinta en España) lleva el apellido Joven, ya que han sido los más contagiados. 160.676 aragoneses habían contraído desde el inicio de la pandemia hasta el pasado sábado el covid-19, de los que aproximadamente un 27% (43.573) tenía entre 10 y 29 años; una cifra que ascienden hasta el 45% si hablamos de esta sexta ola que comenzó el 28 de junio: 14.527 de los 32.828 contagios tenían entre 10 y 29 años. De ellos, 7.682 son hombres y 6.845 mujeres.

Muchos de ellos han superado la enfermedad sin problemas, pero no siempre es así. De hecho, el paciente de la unidad de cuidados intensivos del Servet ha ido «variando» con cada onda, y en esta, el perfil mayoritario es el de «joven, con pocos factores de riesgo» pero que «no está vacunado», asegura Andrés Carrillo, jefe de la uci del hospital zaragozano. La horquilla de edad en este brote está, aproximadamente, entre 23 y 51 años. Y también alguno fallece. «El otro día se nos murió un chico de 37 años», reconoce con tristeza. Y esta semana en la uci había pacientes de 23 años, de 28 años..., población «a la que no le toca morirse», ni siquiera estar en «intensivo».

La mortalidad global del covid ha disminuido «gracias a la vacunación», también han caído los ingresos hospitalarios, sin embargo el porcentaje de pacientes en intensivo es «el mismo» y la mortalidad del paciente que entra en la uci, «también».

Hay estadísticas que se pierden en la globalidad, pero detrás de esas grandes cifras hay muchos «dramas». Y añade: «De cada diez pacientes que ingresan en intensivo, cuatro mueren». Uno de los principales antídotos es la vacuna y muchos de los ingresados en la uci «no estaban inmunizados o han contraído la enfermedad en la primera fase». Por todo esto no entiende esa negativa de no vacunarse, algo que «solo nos planteamos en el primer mundo».

No existe un perfil de por qué le afecta más a una persona que a otra, por qué un joven llega a la uci. «No hay respuestas, no hay patrón», aunque sí añade que las personas con índice corporal más alto, obesidad y obesidad mórbida, tienen más posibilidades de ser ingresadas en cuidados intensivos. «Se ha repetido en todos los brotes». Incluso da la cifra: «Un 30% de los que han pasado por la uci ha tenido el índice corporal alto».

Vacuna, vacuna, vacuna

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Carrillo ruega a los no vacunados que lo hagan, porque en estos momentos «no hay un tratamiento específico para combatir al covid». Y además, hace hincapié en que no piensen en sí mismos sino «en los demás» porque pueden contagiar a los de alrededor y, en última instancia, «ingresar en cuidados intensivos» y es entonces cuando «consumes recursos». Eso implica que «se lo tenemos que quitar a otros pacientes», asegura. En estos momentos, en el Miguel Servet hay una persona de menos de 55 años, contagiada en la quinta ola, que lleva 128 días ingresada en la uci; es una vida «por la que hay que luchar», insiste, pero también añade que «los recursos que usamos en él se los quitamos a otros».

El año pasado, en la época más dramática, «se redujo un 24% la actividad programada en el Miguel Servet». Sin embargo, este año se está haciendo un gran esfuerzo por atender a pacientes covid, pero también por tratar al resto, con la intención de «llegar a la máxima normalidad posible». ¿Cuando? «No sé, pero llegaremos antes cuando el mayor número de la población esté vacunada», cree. Por eso insiste en el error de no vacunarse». Para concienciar a los más jóvenes le encantaría que pudieran entrar a la uci y ver «el padecimiento del paciente», pero también «el de la familia», que es brutal. El de la mujer, el marido, los hijos, los padres... «A un chaval de 30 años no le toca morirse», concluye.