El descenso de la incidencia acumulada a siete días, que el día 14 se situó en 21,9 casos por cien mil habitantes y en 52 casos a 14 días, son ya consideradas un «suelo difícil de descender», como se ha demostrado con el repunte de casos (ayer fueron 87 y una incidencia acumulada a siete días de 27,9). Todo esto ha provocado que el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón haya dado un nuevo paso y anuncie el levantamiento de todas las restricciones en la comunidad la medianoche del viernes al sábado al situarse en nivel 1 modulado. Estos significa que el aforo en ocio nocturno, actividades culturales, comercios, interiores, celebraciones, piscinas, culto y gimnasios será del 100%; el horario de cierre lo marcará la licencia municipal; y en concreto en el ocio nocturno, se permitirá el consumo en barra (también en hostelería) y el uso de la pista de baile. Se aplicará en todo Aragón salvo en Caspe, que se mantiene en nivel 2 modulado, ya que la incidencia a siete días es de 488 casos por cien mil habitantes, lo que en teoría la situaría en nivel 3 extremo, frente a la media aragonesa de 27,9.

Desde Sanidad, se considera que el ligero ascenso de casos diario es «esperable» no solo por los fenómenos sociales acontecidos durante la semana del Pilar sino por la «dinámica de la propia pandemia», según aseguró ayer la consejera del ramo del Gobierno de Aragón, Sira Repollés; y el director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo. Sin embargo el resto de indicadores avalan esa relajación de limitaciones, como es la positividad global de pruebas diagnósticas en la última semana de 3,03%; la ocupación de camas de hospitalización convencional por casos covid del 1,3%; y del 5,9 en le caso de la uci, lo que implica casi «normalidad». El único dato discordante es el de índice de reproducción básico a los 7 días, que se sitúa en 1,05 mientras que debería estar por debajo de uno. Estos son los indicadores que valora el Ejecutivo autonómico, «la repercusión en la mortalidad, que es baja» y la ocupación hospitalaria, «más que el número de casos» a la hora de que el aforo llegue al 100% y el horario hasta el permitido por licencia. Es «el nivel» más bajo, «el menor que nos permite» la ley impulsada por la DGA.

En el caso de los contagios del día, con 87 nuevos contagios, la positividad es de 3,86, según las pruebas realizadas. Las franjas de edad con más casos son entre 1 y 14 años, con 15 nuevos positivos (17,44%) y entre 35 y 54 años, con 34 contagiados, seguramente «en el ámbito familiar, por la infección de un niño» o por la vacunación menor de esa franja de edad.

La única medida que se mantiene en toda la comunidad es el de eventos multitudinarios, que podrán congregar a 1.000 personas en el interior y 2.000 en el exterior, pero se necesita un «plan de contingencia» por si hubiera nuevos contagios. En Caspe esa normalidad tardará unas semanas, aunque la consejera espera que «sea en un espacio corto de tiempo».

Pilar Mustieles, alcaldesa de Caspe: «No podemos tener un policía detrás de cada persona»

El único municipio que se mantiene en nivel 2 modulado en Aragón es Caspe. «Todos los días tenemos casos y se van acumulando», señalaba este martes Pilar Mustieles, alcaldesa de Caspe. A su favor está que se hacen «muchísimas pruebas y llevamos un protocolo de rastreo muy exhaustivo». Es del 75,4% en mayores de 12 años

Mustieles reconoce que esa alta incidencia puede deberse a que el coronavirus ha entrado en las aulas. «Los niños de hasta 12 años están sin vacunar y sí es cierto que se contagian» mucho más que el año pasado, asegura la alcaldesa. Aunque también hace referencia a que el índice de vacunación es más bajo que en el resto de la comunidad; el 75,4% de los mayores de 12 años frente al 88,5 algo de lo que también es consciente en Sanidad del Gobierno de Aragón. «Sabemos que hay algún colectivo que es más reacio», asegura, pese a que desde la corporación «hacemos llamamientos a que se vacunen porque se protegen ellos y al resto», afirma la alcaldesa; y añade: «Se están llevando a cabo campañas constantes con los responsables del colectivo, con los empresarios que los contratan... pero como no es obligatorio», dice. En cuanto a su permanencia en fase 2, asegura que a los hosteleros y a otros sectores «no les gusta, pero si se ha tomado la decisión es por algo», asevera. Desde el ayuntamiento no queda otra que «pedir responsabilidad» a todos porque «no podemos vigilar ni tener a un policía detrás de cada ciudadano», concluye.

Herramientas de control

Pero la pandemia no ha desaparecido y de hecho, tanto Repollés como Falo reconocieron que en los próximos días crecerá el número de casos tanto en Aragón como en el resto de España, aunque «el modelo de gestión tiene que ser «diferente». Y de hecho, anunció que «todavía quedan meses de covid y de pandemia» que hay que gestionar con medidas no farmacológicas, como el uso de mascarilla en interiores y en exteriores cuando no se pueda mantener la distancia social, higiene, ventilación, aislamiento en el caso de un positivo y cuarentenas, que permitirán «controlar los brotes»; además de la insistencia en la «vacunación» de los que todavía no estén vacunados, sobre todo en los jóvenes de entre 20 y 40 años, que «se resisten» y otros colectivos que «deben mejorar».

Serán estas medidas las que harán que ese «carrusel de subidas y bajadas» no tengan una gran repercusión en la salud de las personas, reconoció Repollés, quien hizo hincapié en que «el futuro será mejor pero todavía tendremos que convivir durante mucho tiempo» con el coronavirus.

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Esta relajación de medidas permitirá también que el próximo 25 de octubre, en la reunión que tendrá lugar entre el Departamento de Sanidad y la Universidad de Zaragoza, se proponga ya la presencialidad del 100% en las aulas.

Preguntada por la necesidad de renovación de los contratos covid, que acabaron el 15 de octubre, la consejera Sira Repollés explicó que se revisarán «uno a uno» y renovarán «según las necesidades» ya que si cae el volumen de actividad, también «las necesidades». Y puso como ejemplo a los rastreadores militares que tras dejar de prestar su labor hubo que «volverlos a llamar» al comienzo de la sexta ola.