El guerrillero antifascista Martín Arnal Mur, natural de Angüés (Huesca), falleció este jueves en Francia a pocas semanas de cumplir los 100 años tras una vida de compromiso antifascista y por la memoria y reparación de las víctimas del franquismo. Las asociaciones memorialistas de Aragón, partidos políticos de izquierdas y sindicatos lamentaron ayer su fallecimiento y alabaron su ejemplo en la resistencia en Francia, su testimonio vivo de la guerra civil española y su implicación para lograr el reconocimiento y la restauración a las víctimas del franquismo, como sus hermanos Román y José, fusilados poco después del golpe de Estado franquista. Martín Arnal Mur padeció también en sus carnes los horrores del nazismo, al acabar en el campo de concentración francés de Argelès-Sur-Mer después de partir al exilio por la represión franquista.

Martín Arnal Mur protagonizó una de las imágenes más icónicas de la memoria histórica en España. En octubre de 2018, con 97 años, asistió día tras día a las labores de exhumación de la fosa común en el cementerio municipal de Las Mártires (Huesca), en la que se encontraban los restos de uno de sus hermanos y de una decena de compañeros que fueron fusilados en los primeros compases de la guerra civil.

Más de ocho décadas después del asesinato, Martín Arnal Mur pudo recuperar en mayo de 2019 los restos de su hermano Román tras las investigaciones genéticas desarrolladas por la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido (Arico) y otras entidades memorialistas. Su objetivo era darle una sepultura digna en el mismo cementerio municipal. Una vez cumplido su objetivo personal, el luchador antifascista siguió reclamando el mismo derecho de reparación y memoria para el resto de víctimas del franquismo de Angüés y del resto de municipios españoles.

Una vida antifranquista

Nacido en Angüés el 12 de noviembre de 1921 dentro de una familia de agricultores afiliada a la CNT y con pocos recursos, Martín Arnal Mur fue el sexto de diez hermanos. A los 12 años empezó a trabajar como criado de una familia de la vecina localidad de Bespén. Con solo 15, coincidiendo con el inicio de la guerra civil, participó activamente en la colectividad agraria de Angüés para recuperar las cosechas que se perdían después del golpe de Estado. Era hermano de José y Román, dos militantes del grupo ‘Bakunin’ de la Federación Anarquista Ibérica FAI (FAI) que fueron fusilados en Huesca al inicio de la guerra. Poco después, en 1938, fue movilizado por el gobierno republicano al frente oscense para participar en la construcción de las trincheras de Monflorite.

Tras el avance de las tropas franquistas huyó a Francia, donde fue trasladado al campo de refugiados de Angoulème junto con otros antifascistas aragoneses, y de donde logró salir antes de ser deportado a Mauthausen. Tras intentar regresar a España en 1939, pasó al campo de concentración de Argelès-sur-Mer donde fue reclutado por el ejército francés. Trabajó durante meses en un campo de tiro de Burge, donde hacían pruebas con armamento, y tenía que situarse cerca de donde iban a explotar los obuses para comprobar que funcionaban bien.

En Francia participó en la Resistencia, en la reorganización clandestina de la CNT y en las operaciones de penetración en el Estado español. Al terminar la Segunda Guerra Mundial fue desmovilizado del ejército francés y se quedó a vivir en Francia.

Poco después se casó con una española e hizo su vida en Rebastens trabajando de albañil hasta su jubilación a los 63 años. Padre de tres hijos, tras la muerte de Franco en 1975 regresó a vivir con su mujer, Ángela, a Angüés, mientras que sus hijos se quedaron en Francia.

Desde la CNT Huesca despidieron ayer a Martín, quien en los últimos meses había sido su afiliado más antiguo. «No tenemos palabras para agradecerte todo lo que hemos aprendido contigo», rezaba su mensaje de despedida. «Nos deja su historia, su lucha incansable contra el fascismo. Que la tierra le sea leve», expresaba Mercedes Sánchez, de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aragón.