Conversar con Luis Antonio Sáez es encontrar una reflexión desconocida sobre despoblación. Una reflexión mezcla de estudio académico, vivencia, conocimiento real del mundo rural, aspectos que el economista, profesor de Economía aplicada de la Universidad de Zaragoza y uno de los creadores del Centro de Estudios sobre Despoblación y Desarrollo de Áreas Rurales (Ceddar), reclama. «La despoblación se ha convertido en un espectáculo. La reflexión necesita ser más plural, más crítica y con mucho más aprendizaje, por un lado, de estudio, y por otro lado, de vivencia», afirma Sáez, para quien algunas de las preguntas clave en este debate son: '¿En qué te basas?' o '¿Qué evidencias hay al respecto?'.

La gran parte de las estrategias en la lucha contra la despoblación se basan en infraestructuras. Sin embargo, Sáez sostiene que «lo intangible es más importante que lo material». ¿Instalaciones lúdicas sin agentes de juventud? Jugando a la contra, como a él le gusta, el economista defiende que lo primordial no es el trabajo como atractivo principal para fijar población. «En Daroca hay 200 funcionarios y solo viven 20. Son más importantes los aspectos residenciales que la oferta. Es más determinante la decisión como residente, desde la perspectiva del consumo, de la convivencia, es decir, donde ejerzo mi papel como ciudadano».

"Son más importantes los aspectos residenciales que la oferta laboral"

Para ello, la persuasión y los valores se alzan como esenciales. Es un trabajo bidireccional: generar raíces pero también ramas. Seguramente, la juventud criada en el mundo rural va a abandonar el nido en algún momento, entrando en juego los puentes creados para que vuelvan a sus hogares. Pasarelas que toman forma de aspectos como el deporte, la cultura, los horizontes enseñados en el colegio o las referencias de personas del interior que se han realizado en una comunidad pequeña o hibridando ciudad y pueblo. Así lo explica Sáez. «La evaluación de las medidas responde a un estado mental. Las mentes son lo más difícil de cambiar. Lo importante es trabajar con los más jóvenes y abrirles más ventanas».

Recuperar el valor de lo pequeño

Ventanas con una mirada a la creatividad. «Vivimos en un mundo robotizado y la creatividad va con el sentido crítico. Está enracimada a otro tipo de cosas relacionadas con la plenitud como persona. La gente se siente plena en la medida que pueden desarrollar sus capacidades». Una oportunidad que ofrece el medio rural. «Hay que recuperar el valor de lo pequeño, de la comunidad. En esta escala, tú eres el protagonista», sostiene. 

Un hecho conectado a dar vida al pueblo. «Cuando hablo con los jóvenes, me dicen que aquí no pasa nada». Una realidad a cambiar con medidas que van desde facilitar la vivienda, hasta trabajar con la escuela y la juventud, organizar excursiones o una liga deportiva con el pueblo vecino, incorporar la transmisión intergeneracional con los propios mayores en el colegio, o una ceremonia de bienvenida en la biblioteca, como la realizada en Alcorisa, para que los más pequeños socialicen con este servicio, como ejemplifica el economista. 

Pura creatividad para que las personas, locales o no, deseen estar y quedarse en los pueblos. «La despoblación es que la gente quiera vivir allí».