Algo más de un mes lleva en funcionamiento el centro de última milla de Amazon en Plaza, pero desde aquí ya se distribuyen entre 15.000 y 20.000 paquetes diarios por todo Aragón, La Rioja y Soria. ¿Última milla? Se trata de una de las plantas de reparto de proximidad: a ella llegan camiones con los productos encargados por los aragoneses y en sus instalaciones se organiza la distribución a sus hogares. Solo hay una treintena de estas en España. EL PERIÓDICO DE ARAGÓN se ha adentrado en las tripas del centro de reparto para conocer cómo se trabaja en la línea logística. Y lo primero que ha de decirse: esta no es una cadena de distribución al uso.

Tan solo el 'clic' de un cliente en Amazon para comprar un producto es el desencadenante de un complejo sistema de reparto, muy mecanizado para "minimizar errores", en palabras de Santiago Blasco, director de la nave. En fechas normales, esos 20.000 pedidos son clasificados y ordenados por una plantilla del orden de 50 o 60 personas y distribuidos por unas 150 furgonetas -esas azules con el logo blanco- con sus 150 respectivos conductores. Pero la semana que viene llegará la prueba de fuego. La cifra de 20.000 paquetes se podría duplicar e incluso triplicar con motivo del Black Friday, para lo que el personal en el centro crecerá hasta los 120 "asociados", como los llaman en Amazon. En cuanto a los chóferes, la flota alcanzará los 350 vehículos, aunque la capacidad es para 490.

Un dedo lector de QR clasifica los pedidos por código postal

Los camiones que llegan desde los centros de 'primera milla' (Zaragoza contará con uno a mediados de 2022) comienzan a descargar los productos desde las 18.00 horas del día previo en las playas habilitadas para ello. Pero es a media noche cuando comienza la actividad frenética en la nave. Los 'inductores' (entre 12 y 18 trabajadores) se encargan de colocar los paquetes en la cinta transportadora y datarlos con una pistola que les coloca una etiqueta amarilla. El apósito clasifica de forma interna los paquetes para introducirlos en bolsas distribuidas por código postal.

La cadena sigue a través de una cinta transportadora hacia los 'pickers', cuyo trabajo es identificar los paquetes para agruparlos en bolsas. Y quizás aquí se halle lo más curioso del sistema. Los cerca de 30 'pickers' divididos en cuatro pasillos utilizan un identificador que se coloca en el dedo y que lee un código QR. Cuando el 'finger' detecta la etiqueta, el cajón de la estantería donde debe ir el paquete se ilumina de vivos colores de forma simultánea. De colocarlo en la bolsa se encarga el 'stower', un trabajador que va llenando las bolsas que en torno a las 10 de la mañana se montan en las furgonetas. No obstante, los encargados de estas labores van fluctuando entre sí en función de la demanda para que el ritmo de trabajo esté "balanceado", según explica Blasco.

De hecho, cuando comienzan a amontonarse

De Plaza a casa: el transporte final es por carretera

Una vez se ha finalizado el proceso de clasificación, y cuando ya ha amanecido, los repartidores comienzan las rutas. "El proceso es más eficiente gracias a un 'software' de optimización, que tiene en cuenta las casuísticas de cada zona", resume el director de la planta. Claro, no es lo mismo llevar los paquetes al barrio del Actur que a una comarca pirenaica. De todos modos, y a grandes rasgos, estos son los datos que mueve un repartidor al día. Cada furgoneta puede distribuir del orden de entre 8 y 12 sacas diarias. Cada una de esas bolsas llevan entre 17 y 22 paquetes. Calculando por lo bajo, la media se eleva hasta los 136 paquetes diarios por conductor. Ese número, se recuerda, habría que multiplicarlo por los 150 vehículos. En total: 20.400 paquetes día tras día. Más de veinte mil paquetes al día solo entre clientes de Aragón, La Rioja y Soria.