La educación está cambiando y la forma de enseñar en las escuelas no es la misma, ni mucho menos, que hace unas décadas. Del profesor autoritario y el alumno sometido se está evolucionando a un modelo en el que las niñas y los niños cada vez tienen más que decir y también que decidir. Ejemplo de ello es el colegio Domingo Miral, un centro de Infantil y Primaria situado en el zaragozano barrio de Torrero en el que se han impulsado, por primera vez, unos presupuestos participativos para que los pequeños decidan en qué gastar el dinero del cole.

«Nuestro plan de innovación educativa tiene como uno de sus ejes principales la participación comunitaria para involucrar al alumnado en la toma de decisiones», explica el director del centro, Jorge Moliner. Hace algunas semanas, él y su equipo se reunieron con el consejo de delegados del centro ante la presencia también de la concejala de ZeC Luisa Broto para comunicarles el proyecto y después, han sido los alumnos que ejercen como representantes los que lo han puesto en conocimiento de sus compañeros. «Tienen muy buena capacidad de transmitir información y les sirve también hacer una reflexión crítica. Con los presupuestos participativos les hacemos pensar qué se puede hacer y qué no y tienen que aprender que sus propuestas no tienen por qué ser las mejores».

Así, durante los primeros días de diciembre, los delegados fueron comunicando el proyecto a los alumnos, que tenían hasta el pasado 16 de diciembre para presentar sus propuestas, que cuatro días después fueron expuestas. El presupuesto máximo es de 500 euros y el número de ideas aprobadas dependerá de lo que cuesten. «Si la más votada ya agota el presupuesto nos quedaremos con esa y si cuesta 300 euros pues trataremos de encajar una de 200», explica el director.

Las ideas propuestas

Las ideas presentadas son de los más variadas y, tal como establecían las bases del proyecto, han de beneficiar a todo el colegio en su conjunto y no a una clase o curso en concreto. Algunas de las propuestas son comprar material y disfraces para hacer teatro; hacerse con juegos de mesa; adquirir una impresora 3D; poner columpios; un taller de Lego; pintar un muro del recreo; colocar espejos en los baños; y ejecutar mejoras en el huerto del centro, entre otras muchas.

Las ideas se podían proponer de manera individual, por clase o por grupos de alumnos y será después de las vacaciones de Navidad cuando se voten las propuestas. «Todo se basa en nuestro consejo de delegados, que lleva cuatro años funcionando. Sorprende las responsabilidades que asumen y que sean capaces de proponer tantas cosas y de transmitirlas. Muchas de las cosas que hacemos en el centro salen de ellos mismos», afirma orgulloso el director.