El servicio de intervención familiar del Gobierno de Aragón para paliar el impacto de la covid 19 en las familias aragonesas atendió a 52 familias a lo largo de 2021, superando las previsiones iniciales. Este es uno de los datos incluidos en el balance anual que ha hecho de este servicio de la Dirección General de Igualdad y Familias.

Este servicio se creó con tres objetivos fundamentales: asesorar a las familias en la gestión adecuada de las relaciones intrafamiliares generadoras de conflicto (dificultades de convivencia y/o violencia en el ámbito familiar), atender situaciones de duelo por pérdidas significativas y ayudar a las familias a resolver las dificultades encontradas para incorporarse a la nueva normalidad.

La encargada del servicio (tras la correspondiente contratación pública) ha sido la Asociación Aragonesa de Terapia Familiar, con tres terapeutas especializados en familias y otros tres profesionales titulados con el Máster en Intervención familiar y sistémica de la Universidad de Zaragoza. Estos últimos lo hicieron de forma voluntaria apoyando a los terapeutas en las necesidades planteadas por la gestión del servicio. En total, se llevaron a cabo 416 sesiones con las 52 familias, siendo el 74,5% de estas biparentales y el 19,6% monoparentales encabezadas por una mujer.

Según el balance de este servicio, las edades de las personas adultas se concentraban entre los 40 y los 54 años y la de los hijos entre los 12 y los 14 años (adolescentes). Además, el 80% de las familias llegaron derivadas de otros servicios como el educativo (25%), el sanitario (23%) y los servicios sociales (20%). El resto de las personas que acudió a la asesoría conoció el servicio a través de su entorno o de entidades sociales.

La mayoría de las familias pidieron ayuda para gestionar de forma adecuada las relaciones intrafamiliares generadoras de conflicto. En segundo lugar, se sitúan las familias afectadas por una difícil adaptación a la nueva normalidad y, en unos pocos casos, se atendieron situaciones de duelo, trastornos de la conducta alimentaria, violencia filio-parental y problemas de pareja. El 82,6% de las familias que han sido atendidas considera que el servicio le ha ayudado a mejorar el problema consultado.

En las conclusiones del informe anual de este servicio se señala que la covid ha visibilizado problemas que ya tenían las familias y que han emergido con la pandemia de forma más disfuncional. Asimismo, la "nueva normalidad” ha generado cambios en las familias, observándose un mayor ascenso de la denominada “jerarquía invertida”: los hijos son los que tienen el poder en las familias y los progenitores no siempre disponen de herramientas suficientes para establecer límites claros. También se constata que la etapa de la adolescencia se evidencia como la que genera mayor conflicto en las familias.

El confinamiento, además, se señala en el informe, ha hecho que las personas contengan más sus emociones y que se produzcan bloqueos emocionales en los miembros de la familia. Asimismo, ha quedado patente que la coordinación intersectorial entre los servicios sanitarios, educativos y de servicios sociales ha resultado, una vez más, la vía más adecuada para la atención integral a las necesidades de las familias.