Cuando un habitante de un país de fuera de la Unión Europea (UE) decide mudarse al viejo continente en busca de una vida mejor no siempre termina en una gran urbe sino que cada vez son más los que terminan formando parte del grueso de habitantes que conforman las áreas rurales de Aragón.

Interacción 8 El proyecto ha incluido entrevistas con los principales agentes. | UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

El proyecto Matilde forma parte de la convocatoria europea H2020, una de las más importantes dentro del ámbito universitario. En esta iniciativa un total de diez países (nueve comunitarios y Turquía) analizan el impacto que tienen en un determinado lugar la presencia de inmigrantes de fuera de Europa. En este caso, el análisis se está llevando a cabo desde espacios rurales y zonas de montañas. De forma simultánea, los investigadores de cada país están viendo cómo les afecta la inmigración, según las características únicas de su propio territorio.

Mesas redondas 8 Sariñena fue esta semana uno de los núcleos de trabajo. | UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

En España este proyecto esta coordinado por Raúl Lardiés, profesor titular en el Departamento de Geografía y Ordenación del Territorio en la Escuela Politécnica Superior de Huesca de la Universidad de Zaragoza. El equipo se completa con la socióloga Nuria del Olmo y el geógrafo Sergio Larráz, ambos investigadores también en el campus universitario aragonés.

La investigación que ahora mismo se encuentra todavía en trabajo de campo se ha centrado en dos comarcas concretas. Por un lado, se trabaja en el Alto Gállego (Huesca) y por otra se están llevando a cabo programas en la comarca de Monegros, entre las provincias de Zaragoza y Huesca.

«Se eligen estas dos zonas para la investigación porque son muy diferentes entre sí pero a la vez reflejan muy bien las realidades que se están viviendo en Aragón», explica el coordinador nacional del proyecto Matilde. «Ambas son zonas que se encuentran cerca zonas más urbanas. Por un lado, Monegros es una comarca que centra más su actividad en la agricultura y el sector primario, en general. Además, en cuanto a orografía, es una zona muy llana.

Por otro lado, el Alto Gallego se localiza en el Pirineo y mayoritariamente la población se dedica al sector servicios, sobretodo centrándose en el turismo y la hostelería», añadía Lardiés.

Según el coordinador, el trabajo se basa en el estudio y análisis del volumen y la distribución de los inmigrantes en ambas zonas rurales. Ellos mismos son los que cuentan sus necesidades en torno a cuestiones como el tipo de empleo al que pueden acceder, los recursos, el transporte o la comunicación.

«Al final los inmigrantes que vienen de fuera de la Unión Europea no van a ser los salvadores de la despoblación porque tienen sin cubrir las mismas necesidades que tendríamos cualquiera en un pequeño pueblo donde no hay transporte ni tiendas. Es más, para ellos, que en muchas ocasiones no tienen acceso a un coche para ir a comprar al pueblo de al lado, la situación es todavía más compleja», explica el geógrafo.

El trabajo que se está llevando a cabo incluye, además del trato con lo propios inmigrantes residentes en las comarcas, entrevistas con todos los agentes implicados, empresarios, autoridades locales, trabajadores sociales oenegés y cualquier otro implicado en la vida diaria del colectivo.

Conclusiones clave

Entre las principales conclusiones a las que llega el proyecto figura la dificultad de establecer relaciones entre inmigrantes y nativos. «Las mujeres musulmanas solo se relacionan entre ellas porque sin hablar español es imposible que tengan contacto con los residentes», explica el geógrafo. Además, los trabajos a los que tienen acceso se limitan a sectores muy concretos como el de la ganadería y la agricultura o la hostelería.

Ahora que el proceso comienza a vislumbrar su final el siguiente paso consiste en el diseño de nuevas políticas de inmigración que buscan mejorar la situación de estos colectivos en la comunidad.

«En cuanto terminemos con el trabajo de campo, el siguiente paso en el proyecto es poder revisar cuáles son las políticas existentes y sentarnos con los dirigentes, tanto locales como comarcales e incluso con el gobierno de Aragón, para solucionar los problemas que hemos ido viendo y que el colectivo inmigrante nos ha trasladado desde su propia experiencia», explica Lardiés. «Además de toda la parte política tenemos la parte académica con un gran calendario de publicaciones sobre las conclusiones a las que vamos llegando y comparándolas con otros lo que descubren el resto de investigadores en otros países», concluye el coordinador.