La brecha digital y su impacto en el acceso de las personas mayores a la banca es un problema que se ha agravado en los últimos tiempos, sobre todo a raíz de la pandemia y la falta de servicios presenciales para este tipo de público. La denominada como exclusión financiera afecta especialmente a zonas envejecidas y con fuerte presencia en el medio rural, como ocurre en Aragón. Lo demuestran los datos: según un estudio del Instituto Aragonés de Estadística, Iaest, solo el 6,49% de los mayores de 75 años usaron banca online. Y mientras tanto, acercarse a una ventanilla a retirar efectivo es cada vez más complicado.

La comunidad cuenta en total con 137.015 personas mayores de 75 años. Y los datos del Iaest apuntan a que solo un 13,2% de estas personas utilizó internet con frecuencia diaria o casi en 2021, lo que se traduce en 18.085 personas.

Asimismo, hasta 38.506 mayores de 75, un 28,1%, habían accedido a internet en los últimos 3 meses desde la fecha de la consulta. Dentro de esta franja, otro 23,1% utilizó los servicios de la banca electrónica, 8.894 personas, un 6,49% respecto al total de mayores de 75 en la comunidad. Se trata de una de las cifras de uso más bajas del informe. Por el contrario, las aplicaciones de mensajería instantánea, las videollamadas y gestionar las citas médicas fueron los servicios de internet más utilizados entre los mayores de 75 años.

Aragón cuenta con 137.105 personas mayores de 75 años

Por tanto, la lucha contra la brecha digital se ha convertido en una prioridad para muchos mayores. Las primeras iniciativas contra este tipo de exclusión buscan erradicarla de raíz y no centrándose tanto en aspectos concretos, como puede ser la banca. Y las asociaciones vecinales o municipales han dado el primer paso en Aragón. En Zaragoza, la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) y la Unión Vecinal Cesaraugusta, junto con el Ayuntamiento de Zaragoza, pusieron en marcha una serie de cursos de este tipo durante el pasado año. El segundo, impartido en septiembre, contó con cerca de 400 matriculados, casi triplicando la primera convocatoria que tuvo lugar unos meses antes.

En la misma línea trabaja la UGT en Aragón. Tomás Yago, secretario general de la Unión de Jubilados y Pensionistas del sindicato, cree que introducir a la gente mayor, especialmente los jubilados, en las nuevas tecnologías, es necesario para evitar que terminen incomunicados una vez salen de sus empresas. La banca electrónica, de la que asegura que «debería estar al servicio de sus clientes y no al revés a la hora de realizar gestiones», es solo la punta del iceberg.

«Nos gustaría llegar con los cursos a la banca pero también a la sanidad y a conocimientos básicos como la declaración de la renta. En el caso concreto de los bancos, se está generando un cambio que no es aceptable, lo que no quita que debas prepararte y usar esos medios», declara. Actualmente cuentan con cuatro cursos, dos enfocados en el manejo del teléfono móvil y otros dos para redes sociales y mensajería. La idea inicial era hacer uno de cada pero la demanda les obligó a ampliar la oferta.

Los pueblos dependen del efectivo

Otra cuestión que propicia la exclusión financiera es la desaparición del dinero en efectivo como método de pago más habitual y lo sufren especialmente en los pueblos. Un estudio de la Universidad de Zaragoza concluyó que el pago en efectivo es el método más utilizado en las zonas rurales españolas, con una presencia de personas mayores de en torno al 28,5%, según los datos de este informe. Esto convierte la presencia de oficinas bancarias y cajeros en un factor «fundamental para mantener la supervivencia» del medio rural.

"La banca debería estar al servicio de los clientes y no al revés"

En Aragón, de acuerdo a los mismos datos, la provincia de Zaragoza contaba en septiembre del año pasado con 513 oficinas bancarias, la de Huesca tenía 200 y la de Teruel 161. De media, una oficina bancaria cubre 25 kilómetros cuadrados en las zonas despobladas.