El Pueblo Viejo de Belchite ha enriquecido su recorrido turístico con la instalación de 10 atriles o paneles que muestran imágenes del estado de varios edificios tal y como quedaron tras ser bombardeados en la guerra civil.

Estas imágenes, extraídas del libro La agonía de un pueblo, de Jaime Cinca, corresponden a los años inmediatamente posteriores a la contienda y permitirán a los visitantes comparar, de un solo vistazo, qué estructuras quedaron en pie, cuáles se destruyeron y qué vestigios se han conservado hasta hoy, informó el Ayuntamiento de Belchite en una nota de prensa.

El objetivo de estos atriles es que el visitante, de una manera sencilla, pueda «comprobar la destrucción de la posguerra y cotejarla con las ruinas que hemos preservado hasta nuestros días» y en las que siguieron habitando vecinos hasta el año 1964, señaló el alcalde de Belchite, Carmelo Pérez.

Con estos atriles, subvencionados por la Diputación Provincial de Zaragoza, se recupera este escenario posbélico «para que el visitante pueda hacerse una idea» y es por lo que los soportes fotográficos han sido colocados en puntos estratégicos del recorrido.

El deterioro de 80 años

«Hay personas que creen que el pueblo quedó tal cual lo ven hoy y eso no es así. Por eso, estos postes ayudarán a reconocer la huella del tiempo y servirán de hilo conductor en nuestras visitas turísticas», apuntó María José Andrés, responsable de la Fundación Pueblo Viejo.

Además, desde el pasado fin de semana se ha ampliado el recorrido de las visitas, que ahora incluye también la calle del Señor, que hasta ahora no era accesible, y permitirá contemplar con mayor cercanía elementos como la iglesia de San Salvador, la acequia que discurría junto al convento de las monjas, la cárcel y el Arco de San Roque, por donde se rompió el cerco a Belchite durante la contienda y huyó parte de la población civil y los militares que resistían en el casco urbano.

Aquel episodio de la guerra civil se inscribió en una ofensiva del Ejército republicano que tenía como fin llegar a Zaragoza ciudad, pero que fracasó en el camino al estancarse en un objetivo de segundo orden como era Belchite, a unos 50 kilómetros de la capital aragonesa.

Ahora, los paneles instalados en la parte vieja de Belchite ayudarán a que el visitante consiga diferenciar las ruinas dejadas por la guerra civil del deterioro que ha causado el largo abandono del casco urbano a lo largo de más de 80 años.