Después de una semana de viaje, la caravana humanitaria ha llegado este domingo a mediodía a Tarazona. Toda la localidad se ha volcado en el recibimiento de las 60 personas que han llegado desde el campo de refugiados de Varsovia y de los 18 voluntarios que han hecho posible esta expedición. «Ha sido un viaje muy duro, en los últimos tres días solo hemos visto una cama durante tres horas», cuenta Miguel Taus, el turiasonense impulsor de esta iniciativa solidaria local. A las cinco de la mañana los 10 vehículos que formaban la comitiva llegaban al seminario de San Sebastián, «ya nos estaban esperando y allí pudimos parar, descansar mientras estaba lloviendo y desayunar antes de seguir con el viaje a Tarazona», explica Taus.

La llegada hasta la ciudad ha sido «muy emocionante». «Desde Tudela hasta Tarazona hemos venido escoltados por la motos de la asociación local y cuando hemos llegado todo el pueblo estaba allí para mostrar su apoyo y su cariño», explica el turiasonense.

En el edificio del seminario de Tarazona, reconvertido ahora en centro logístico para organizar las labores de distribución y cubrir las necesidades de los recién llegados, esperaban un grupo de traductores y los responsables de servicios sociales para poder comenzar cuanto antes con los trámites. «Este lunes comenzaran los tramites para regularizar su situación y a partir de ahí serán ciudadanos libres que podrán tomar la decisión que consideren», ha apuntado Taus.

En total son 24 niños los que han llegado en este convoy solidario. | DAVID CHAIN

Por el momento, aunque algunas familias planean irse de Tarazona para encontrarse con familiares en otros puntos de la geografía española, todos se muestran agradecidos por el cariño y la acogida que les han brindado los turiasonenses. «Ahora que hemos estado con los traductores hemos sabido que algunas madres planeaban dejar a sus hijos a salvo y volver a Ucrania pero muchas han decidido quedarse al ver el cariño y las oportunidades que les brindan los vecinos», ha añadido.

Los voluntarios han querido agradecer a la diócesis de Tarazona por adaptar las instalaciones y reconocer la labor del pueblo polaco en su gestión de la crisis migratoria.

«Ha sido una experiencia inolvidable que nos ha unido un montón y que ha formado un equipo increíble», ha concluido Taus.