La hidroeléctrica vuelve a estar en auge en Aragón y otras zonas de España. La necesidad de buscar alternativas a los combustibles fósiles, la orografía de la comunidad y la legislación favorable al desarrollo de las renovables han originado un nuevo apogeo de proyectos vinculados a una energía con un fuerte raigambre en la comunidad, donde a principios del siglo pasado se pusieron en marcha en el Pirineo oscense. El interés inversor es esta vez en la modalidad de las centrales de bombeo o reversibles, que se han consolidado como alternativa para el almacenamiento de energía. La empresa zaragozana Atalaya Generación promueve cuatro plantas de este tipo, en la región que superan los 3.300 megavatios (MW) de potencia, tres en la provincia de Teruel –en las localidades de Calanda (638), Palomar de Arroyos (652) y Estercuel (50)– y uno en Zaragoza, en Tauste, que sería la mayor de todas con 2.000 MW.

La inversión prevista para la construcción y puesta en marcha de estos complejos energéticos rondaría los 3.500 millones de euros. Los cuatros proyectos han iniciado ya el proceso de información pública ante el Ministerio para la Transición Ecológica, salvo el de Estercuel, que se tramita ante el Gobierno de Aragón por no superar los 50 MW.

Fuentes de Atalaya explicaron que la previsión es culminar en dos años el proceso de tramitación administrativa e iniciar en 2024 las obras de construcción, que tendrían una duración de cuatro años y generarían varios miles de empleos.

Acuerdo con un socio financiero

En todos los casos se contempla la construcción de una balsa o presa a una cuota superior y otra a un nivel inferior, que en los proyectos de Estercuel y Palomar se haría aprovechando los lagos artificiales creados en la restauración de antiguas minas de carbón. Ninguno de los dos almacenamientos sería un embalse en un cauce permanente de agua, por lo que tras el período de llenado se operaría en ciclo cerrado.

También incluyen una infraestructura hidráulica para captar el agua necesaria para reponer las pérdidas por evaporación en las balsas, un pozo para el salto de agua, chimeneas de equilibrio, tuberías de conexión y la central hidroeléctrica reversible. Esta instalación permite bombear agua de la balsa inferior al depósito superior cuando el precio de la electricidad es más barato (por las noches) y turbinar en las horas punta dejando caer el agua por gravedad. El circuito actuaría como un gran almacén energético que permitiría gestionar energía renovable y salvar la intermitencia de las tecnologías solar y eólica.

Desde Atalaya aseguraron haber alcanzado ya un acuerdo con un socio financiero del sector energético para afrontar la abultada inversión que se requiere estas instalaciones. «Almacenar energía es posible con la hidroeléctrica reversible. Es la mejor opción para la gestión de las renovables», destacaron desde la compañía, al tiempo que consideraron que con estas centrales sería posible conseguir la «independencia energética» de España al permitir sustituir a los ciclos combinados de gas.

Un ‘boom’ de proyectos

La tecnología de bombeo en centrales hidroeléctricas, que se utilizó por primera vez en la década de 1980 en Italia y Suiza, se ha consolidado como alternativa para el almacenamiento de energía. Ofrece un rendimiento muy superior a las baterías más eficientes del mercado, que tienen todavía un amplio desarrollo técnico por delante. 

Actualmente, España cuenta con 3.331 MW de potencia instalada de bombeo, de los que 219 están en Aragón, donde destaca la central del ibón de Ip (89 MW), en Canfranc. Según la planificación del Gobierno de España, el objetivo es alcanzar los 6.831 MW de esta tecnología en 2030, lo que supone añadir unos 3.500 más de bombeo.

Actualmente hay más de 20 proyectos en tramitación a nivel nacional, siendo el grupo aragonés Atalaya uno de los más actividad, con casi una decena de propuestas, cuatro de ellos en Aragón y varios más en Galicia, Asturias, Navarra y País Vasco. Otros de los principales promotores son Magtel, Iberdrola, Villar Mir, EDP o Capital Energy.

Según Atalaya, son el único sistema de almacenamiento masivo «económicamente viable» que, además, presenta una vida útil superior a 75 años y se desarrolla con tecnología española y europea. La empresa sostiene que una central hibrida bombeo-eólica-fotovoltaica permite suministrar energía competitiva el 100% de las horas del año y es capaz de mantener y atraer industria electrointensiva como, por ejemplo, la de la producción de hidrógeno verde.

«Para descarbonizar la matriz energética se requiere de almacenamiento masivo de energía hibridado con las renovables no gestionables (eólica y fotovoltaica), optimizando el uso de la energía generada y reduciendo los vertidos a la mínima expresión», argumenta la compañía aragonesa.