En las siete furgonetas que salían este lunes cargadas con alimentos y enseres de primera necesidad desde Zaragoza en dirección a la frontera entre Ucrania y Polonia, están volviendo un total de 18 menores y 4 adultos. En total 22 personas que vienen a Aragón huyendo de la guerra en un convoy solidario que ha sido posible gracias al con colaboración entre la asociación Policía Solidaria y la Asociación de Atención a la Infancia que durante los últimos años ha gestionado la acogida durante las vacaciones de varios niños ucranianos en familias de Aragón.

«Ahora mismo estamos en la República Checa y estamos dando de comer a los peques», contaba Víctor Mondelo, uno de los agentes de la expedición en declaraciones a este diario durante la jornada de ayer.

La previsión que el grupo hacía incluía llegar a Zaragoza durante esta mañana pero las circunstancias del viaje están retrasando la marcha. «Estamos teniendo que parar bastante más de lo que esperábamos porque son muchos niños», explicó Mondelo. «Es como viajar con tus hijos pero multiplicado por tres, necesitan ir al baño, se marean, tienen hambre, están inquietos», añade el agente.

La nueva previsión es que el convoy llegue a lo largo de la tarde de este viernes. Cuando lleguen los refugiados se distribuirán entre familias de acogida y diversos pisos que ha puesto a su disposición la asociación.

A pesar de la situación que han vivido en los últimos días, Mondelo aseguró que los niños mantienen el ánimo. «Están todo el rato sonriendo, son muy traviesos y en cuanto nos damos la vuelta salen corriendo porque lo único que quieren es ponerse a jugar», explicó.

Además, el agente aseguró que el control de las ciudades que están acogiendo a los refugiados en Polonia está endureciéndose cada vez más. «Salimos de aquí ya con la listas de las personas que iban a venirse con nosotros, la policía polaca no te deja llevarte a nadie que no tengas asignado», aseguró. La exhaustividad del proceso provocó que a su llegada la caravana llegara a las siete de la mañana y no pudiera irse hasta la una de la madrugada.

«A 19 de ellos los recogimos en una carpa, que es donde esperan cuando acaban de cruzar la frontera. Si tienen adónde ir, van directamente subiendo a los autobuses y las furgonetas. Si no, les llevan a un centro comercial que han acondicionado como campo de refugiados», explicó Mondelo. «En el centro comercial están allí sentados y durmiendo por el suelo, es una imagen tristísima porque sabes que no tienes sitio para sacarlos a todos de allí», concluye el agente.