El fuerte y continuo aumento del precio de los carburantes a raíz de la crisis económica generada por la guerra de Ucrania, así como consecuencia de la inflación, ha disparado el trabajo en las estaciones de servicio de bajo coste de Aragón. Hasta el punto de que este marzo ya se ha incrementado en un 5% la cantidad de litros servidos a una clientela que ha ido en aumento. De hecho, a raíz del conflicto en el Este de Europa, las colas de vehículos ante los surtidores se han convertido en una imagen habitual en la actualidad.

Con todo, el intenso tirón de la demanda, que fue más notable durante la primera quincena de marzo, no ha producido problemas de abastecimiento en estas gasolineras, pese a la huelga de camioneros autónomos. Sin embargo, fuentes del sector de las estaciones low cost señalan que, de prolongarse esta situación, podría haber problemas.

«La huelga todavía no nos ha afectado», asegura un portavoz Autonetoil, una cadena de gasolineras y lavaderos de coches más conocida con el nombre de Elefante Azul que está extendida por toda España, incluida la capital aragonesa.

«Está claro que se ha registrado un aumento de la afluencia a raíz del aumento de los precios», añade la misma fuente. Sin embargo, precisa que estos últimos días la demanda, sin decrecer, «se ha estabilizado».

Aarón llena el depósito de su coche el pasado jueves en Autonetoil. ANDREEA VORNICU

"Entre seis y siete céntimos más barato"

«Yo vengo a repostar al Autonetoil de Marqués de la Cadena porque ahora mismo el litro de gasoil me sale entre seis y siete céntimos más barato que en otras gasolineras de Zaragoza», explica Aarón, un joven Zaragoza que a mediodía del pasado jueves estaba llenando el depósito de su coche.

Ese día, en la citada estación, abierta hace cuatro años, el precio del diesel se situaba en 1,749 euros el litro, frente a los 1,839 de la gasolina de 95 octanos. Pero los precios pueden variar de un día para otro, advierte Juan Carlos, un empleado de los surtidores que ayuda a los conductores que tienen problemas a la hora de repostar o pagar. «Llevan una semana que se mantienen, pero hasta ahora lo normal era que cambiaran a diario», explica.

La clave del éxito de la fórmula del bajo coste, realzado a raíz de los sobresaltos en el mercado de crudos por la guerra desencadenada por Vladimir Putin, no se basa exclusivamente en el precio.

«Nuestra fórmula consiste también en prestar asistencia personal al cliente, por eso en todas nuestras estaciones hay una persona encargada de los surtidores», indican en Autonetoil.

Este responsable, afirma Juan Carlos, interviene cuando el cliente tiene problemas para pagar en las máquinas dispuestas al efecto. O cuando la falta de práctica hace que el automovilista no sepa muy bien cómo funciona el surtidor.

 

La subida de precio afecta de lleno al sector del taxi 

La subida de los combustibles no ha repercutido todavía en las tarifas de los taxis, cuyo precio se establece mediante unas tablas de desindexación, explica Miguel Ángel Perdiguero, presidente de la Asociación Provincial de Autotaxis de Zaragoza.

«El combustible nos ha subido entre un 30% y un 40%, lo que está teniendo una repercusión importante en la rentabilidad de la actividad», señala.

Por ejemplo, el gas natural comprimido, el GNC, que usan numerosos taxis ha pasado de 0,40 a 0,80 céntimos. Y el gasóleo ha llegado hasta los dos euros.

El hecho de que los profesionales del taxi estén unidos en cooperativas amortigua el incremento de los combustibles, pero aun así «la proporción de la subida es la misma», explica. «Yo puedo pagar unos céntimos menos, pero la proporción de la subida que tengo que abonar es la misma», subraya Miguel Ángel Perdiguero.

Otro colectivo muy afectado es el de los camioneros, si bien en su caso las conversaciones con el Gobierno para encontrar una solución y amortiguar la subida del gasóleo van por buen camino. En algunos casos, el gasto de carburante para vehículos pesados supone un sobrecoste mensual de hasta 2.000 euros con respecto a lo que se venía pagando hasta el momento. Esta situación, han denunciado en el sector, hace que la actividad no resulte rentable. 

Baja el consumo de carburante

«Dan un buen servicio y están cerca del trabajo», comenta Abdel Leghofer, un cliente de la gasolinera que asegura que lo que le decide a venir es que «aquí el precio es más barato».

Curiosamente, el reciente éxito de las estaciones de bajo coste ha coincidido con un descenso del consumo de combustible en España debido a su encarecimiento y al de la vida en general.

Abdel extrae la manguera del surtidor para descargar combustible en su vehículo. ANDREEA VORNICU

Solo que, en el caso de este tipo de negocios lo que los ha librado de la recesión ha sido que han captado clientela que antes iba a otras gasolineras porque, aunque había diferencias de precios, estas no eran significativas y apenas influían en la economía personal o familiar.

Pero en la actualidad un número apreciable de automovilistas consideran que, con los precios del combustible por las nubes, merece la pena recorrer unos kilómetros más para repostar, a no ser que la estación de servicio se encuentre cerca del lugar de residencia o de trabajo. 

Los viernes por la tarde, hora punta

Los momentos de mayor demanda (y colas más largas) se registran los viernes por la tarde, cuando muchas personas llenan el depósito antes de salir a pasar el fin de semana. Y los domingos por la tarde también hay mucho movimiento debido a que numerosos automovilistas cargan combustible para los desplazamientos al trabajo durante la semana.

Pero los finales de mes se percibe un bajó en el número de personas que acuden a repostar. «Ha bajado el consumo de carburantes en general», apunta una fuente del sector. «Estamos asistiendo a un cambio de mentalidad de los conductores», subraya. «Son muchos los que han reducido al máximo los desplazamientos cortos en ciudad, que son en los que se consume más combustible», asegura.

Con esta actitud, que puede durar tanto tiempo como se prolonguen los precios altos, cada día es mayor el número de vehículos que permanecen estacionados en calles y garajes comunitarios durante largos periodos, con algunas salidas, cada cierto tiempo, con el fin de evitar que se descarguen las baterías. En esta tesitura, las gasolineras de bajo coste resultan atractivas para un número creciente de posibles usuarios.

«Prácticamente, desde que empezó la guerra en Ucrania se forman colas para repostar», manifestaron los empleados de una gasolinera de Alcampo a las afueras de Zaragoza.

Cola de coches para repostar en la gasolinera de bajo coste de Alcampo, en Valdefierro, a mediados de marzo. ANGEL DE CASTRO

Desviarse del camino habitual

Ya antes de la crisis económica las estaciones de servicio de los centros comerciales eran las favoritos de muchos conductores y conductoras. Pero el brusco aumento del crudo estas fechas recientes ha acentuado esa predilección.

Pero no todo el mundo ve bien tener que salirse de su ruta habitual para repostar. «No me compensa salir de Zaragoza y callejear a la ida y a la vuelta solo para comprar combustible», manifiesta Fernando Gascón, que vive en el centro. «Solo el desplazamiento, más los atascos y los semáforos que te encuentras por el camino, hacen que se esfumen los céntimos que te puedas ahorrar por litro», razona.

Claro que, a juzgar por las hileras de coches que aguardan pacientemente en las gasolineras de bajo coste, muchas personas no piensan como él y están dispuestas a desviarse del recorrido de siempre para ahorrarse un dinero en gasolina.