El Pirineo ha recibido al mes de abril con una intensa nevada. Durante la madrugada del sábado, un copioso manto de blanco cubrió el tercio norte de la provincia oscense dejando unos espesores considerables que alcanzaron hasta 50 centímetros en algunos enclaves como el complejo turístico de Los Llanos del Hospital, en Benasque.

Merendero de la estación de Cerler, ayer. | ARAMÓN

Este fenómeno también se dejó notar, aunque con menos fuerza, en otros puntos de la provincia como Sabiñánigo o incluso en la mitad norte de la comarca zaragozana de Cinco Villas. La precipitación, si bien sorprendió en el arranque de fin de semana por su contundencia, no resulta del todo extraño en esta época del año, con una primavera que apenas tiene 12 días de vida.

El ambiente invernal propiciado por la entrada de la borrasca Ciril dejó unos espesores de nieve de entre 20 y 40 centímetros en bastantes zonas. De hecho, en altitudes por encima de los 2.100 metros llegaron a superarse el metro y medio de nieve.

Los primeros copos en las áreas urbanas y rurales cayeron ya el viernes, pero no fue hasta las últimas horas de esa tarde cuando comenzó a cuajar. A partir de ese momento, la nieve comenzó a ganar terreno hasta dejar la escena con la que amanecieron los vecinos de esta parte de la comunidad aragonesa.

Los bomberos de la DPZ, arrojando sal en una carretera de las Cinco Villas. | DIPUTACIÓN DE ZARAGOZA

Las nevadas de la magnitud como las producidas ayer estaban dentro de las previsiones adelantadas por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que activó el aviso naranja por las intensas nevadas. Este fenómeno meteorológico, junto con las fuertes rachas de viento, tuvo una repercusión directa también en el turismo de la nieve del Pirineo, ya que solo Panticosa y Astún-Candanchú abrieron ayer sus instalaciones. Las pistas de Cerler y Formigal, ambas del Grupo Aramón, permanecieron cerradas durante toda la jornada debido a las «condiciones meteorológicas adversas».

El grupo empresarial sí abrirá todas sus estaciones oscenses este domingo con el espaldarazo que supone la nieve fresca caída para los compases finales de la temporada, con previsiones de tener 19 kilómetros esquiables en Panticosa, 90 en Formigal, y 46 en Cerler. En el caso de Astún-Candanchú, en el que será su último día antes de cerrar sus puertas hasta el sábado 9 de abril tras llegar a un acuerdo con los alcaldes del Valle del Aragón para mantener el servicio durante la Semana Santa, está previsto que haya 78 kilómetros esquiables.

El frío y el viento fueron los otros dos protagonistas de la jornada. De hecho, los termómetros llegaron hasta temperaturas inusualmente bajas para esta época del año. Por ejemplo, en la estación meteorológica de la Aemet en Cogulla-Cerler se registraron mínimas de 14,2 grados bajo cero al punto de la mañana. No fue una excepción: en Astún el mercurio cayó hasta los -13,5, en Torla hasta los -10,3 y, sin alcanzar estos niveles, ninguna de las estaciones de la Agencia Estatal de Meteorología en el Pirineo marcó mínimas superiores a los 0 grados.

Previsión/ Para hoy, este frío polar dejado por la borrasca en la península se acentuará más. De hecho, la Aemet ha activado el aviso amarillo por bajas temperaturas en el Pirineo oscense entre la medianoche y las 9 de la mañana. Para el lunes, volverá a estar activo entre estas mismas horas y el aviso será extensible a la Ibérica zaragozana –en la que se encuentra la capital aragonesa– y las sierras turolenses de Albarracín y Jiloca y de Gúdar y Maestrazgo.

El otro gran actor de la jornada fue el viento, con rachas que alcanzaron los 100 kilómetros por hora en algunos puntos de la provincia oscense. Tampoco fue una excepción. La práctica totalidad de la comunidad aragonesa tuvo activado el aviso amarillo por las fuertes rachas durante todo el día. Fue el caso del centro de Huesca, sur de Huesca, Bajo Aragón de Teruel, Cinco Villas, Ribera del Ebro, con vientos de hasta 70 km/h) hasta el final de la tarde, y del Pirineo oscense (80 km/h).