El 2021 fue un gran año para el campo aragonés, al menos en el terreno macroeconómico. La producción final agraria superó por primera vez los 5.000 millones de euros, con un crecimiento del 10,3% interanual y la ganadería -sobre todo el porcino, con una cabaña que supera los 9 millones de cabezas- ejerciendo de tractor económico. Sin embargo, los buenos datos no logran arrastrar la riqueza hacia la agricultura familiar, esa que ancla población en el territorio vacío. Tan solo un 18% de la renta agraria total puede atribuirse a la agroganadería de proximidad y a las pequeñas explotaciones, según el informe que por primera vez ha elaborado el Departamento de Agricultura Gobierno de Aragón en esta materia, dicen que incluso a escala nacional.
El bajo nivel de las rentas de la mayor parte de los agricultores familiares indica que algo falla en el sistema. El consejero de Agricultura, Joaquín Olona, ha incidido este viernes en que las rentas de este modelo tienen una "dependencia cercana al 100%" de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), lo que indica la "fragilidad" del sector. Casi podría decirse que las ayudas públicas europeas permiten subsistir por completo a la agricultura aragonesa. Según los datos que hoy ha hecho públicos la consejería, a este modelo pueden atribuirsele tan solo 351 millones de euros en rentas de los 2.016 del total del sector (de ahí se extrae el 18%). El caso es que estos pequeños propietarios concentran 355 millones de euros en ayudas a la renta por la PAC, lo que supone que las rentas de los agricultores familiares dependen en un 101% de la PAC. Sí: más del 100%.
De ahí nace el interés por defender este modelo agrario, algo en lo que coinciden asiduamente las organizaciones agrarias con sus constantes reivindicaciones. “La agricultura familiar profesional, que es la que fija población y vertebra nuestro medio rural, muestra una elevada y creciente fragilidad al tiempo que una dependencia de las ayudas mucho mayor de lo que depende el conjunto del sector”, ha señalado este viernes el consejero. El problema, como han incidido en multitud de ocasiones tanto las organizaciones agrarias como el departamento del ramo tras conocer que la reforma de la PAC no recogerá las exigencias de Aragón, es que el actual modelo europeo es "insuficiente". De ahí que el Gobierno de Aragón haya adoptado “medidas de apoyo específicas hacia este modelo de agricultura familiar y profesional que pasan por priorizar en su favor todos los elementos de la política agraria”, y que se traducen en la Ley de Protección y Modernización de la Agricultura Familiar y del Patrimonio Agrario de Aragón.
Aragón rompe la barrera de los 5.000 millones de euros
El crecimiento del campo aragonés es inexorable. En 2021, la producción final agraria superó los 5.000 millones de euros, impulsada por la ganadería, que supuso un 60% del total (3.004 millones de euros y un aumento del 4% con respecto a 2020). De hecho, el principal valedor del subsector es el porcino, con una producción que ronda los 2.000 millones de euros, una cifra que se mantiene respecto al curso anterior. Le sigue por la importancia de las cifras el vacuno de carne (419 millones de euros y un crecimiento del 23% por el aumento de los precios), el avícola (215 millones de euros) y el ovino (92 millones de euros y un crecimiento del 18%).
Por su parte, las producciones agrícolas alcanzaron en 2021 un valor de 1.908 millones de euros. Destacan los cereales, con un imponente crecimiento interanual del 48% gracias al alza de los precios, alcanzando un valor de 1.038 millones de euros. La fruta alcanzó en 2021 un valor de 483 millones de euros, experimentando una reducción del 2% pese a que los precios aumentaron un 19%. El valor de la producción hortícola alcanzó los 132 millones de euros creciendo, con respecto a 2020, un 43% debido al buen comportamiento de los precios. El viñedo, con 48 millones de €, sufrió una ligera reducción en un 2 % respecto a 2020 debido a una bajada de precios del orden del 7 %.
“Los datos muestran un importante y sólido crecimiento del sector en su conjunto, así como una renta que, si bien también ha crecido para las explotaciones familiares, sigue presentando importantes retos para su mejora”, ha comentado el consejero. La tarea por delante, como ha repetido, es la integración en el sistema del modelo familiar para lograr que las rentas lleguen al umbral que marca el ministerio.
La profesionalidad, siendo determinante para la mejora de los resultados de las explotaciones, tampoco permite reducir la elevada dependencia de la renta con respecto a las subvenciones, que es del 87% incluso para valores de profesionalidad superiores al 75% y sin que este nivel permita tampoco alcanzar la renta de referencia. No obstante, los titulares con mayor profesionalidad (más del 75%) han visto mejorar su renta un 20% entre 2018 y 2020 mientras que los de menor profesionalidad (menos del 10%) la han visto reducirse en más de un 40%.
