Con el único deseo de que no vuelvan a pasar tres años hasta que regrese la próxima fiesta de la Vaquilla del Ángel se despedía Teruel esta madrugada de una edición de 2022 que quedará en la memoria de todos como una vuelta a la normalidad por todo lo alto. Este lunes, con menos gente en las calles pero también con actos para todos los públicos, tocaba decir adiós y la ciudad ya piensa en la del 2023. Y a ser posible vivirla sin sobresaltos en los días previos, quizá ya con el Torico original, ya restaurado, o no, pero con el ambiente que ha recorrido la ciudad durante los últimos tres días. Las fiestas, a falta de los datos oficiales que facilitará la alcaldesa este lunes para hacer balance, parece que han atraído a más gente que en 2019 y han dejado, por tanto, un mayor retorno a los negocios que viven de que sea un éxito.

El último día tocaba la cita con los ensogados recorriendo la plaza del Torico por la tarde o los carretones para los pequeños por la mañana, el ambiente en las calles todo el día y a exprimir las últimas horas de una Vaquilla 2022 que ha sido un reencuentro con lo que siempre ha sido. Y, también importante, sin apenas incidentes durante todo el fin de semana, salvo dos heridos en los ensogados de la madrugada por asta de toro y otros que fueron atendidos en el hospital Obispo Polanco tras haber sufrido un accidente, uno de ellos, y haber participado en una pelea, el otro. En total, 13 traumatismos atendidos en el centro sanitario como balance del final de un fin de semana largo en el que, según los datos de la DGA, no se registraron grandes altercados en las calles.

Escasas incidencias

También lo constata que la Policía Local no registró ninguna incidencia destacable durante las últimas horas, o que de las 11.405 pruebas de alcoholemia realizadas por la Guardia Civil del 1 y al 11 de julio, solo tres acabaron dando una tasa superior a la permitida y siendo investigados, y un cuarto por conducción bajo la influencia de las drogas.

Y es que la vuelta a la normalidad de la Vaquilla 2022 ha sido tranquila y multitudinaria, como tradicionalmente se ha entendido esta celebración en Teruel. Y este año, con más motivo, tocaba que todo el protagonismo se lo llevaran los turolenses y visitantes viviendo una cita que antes del covid se caracterizaba precisamente por esto.

Una vuelta a la normalidad que se quede por mucho tiempo, debían pensar todos ayer cuando al tocar la medianoche se lanzaba la traca de final de fiestas y, sobre todo, se le retiraba el pañuelico al Torico para devolverlo al ayuntamiento. Pero solo hasta 2023.